El libro Reimagiando a Colombia, editado por McKinsey es uno de los textos que más disfruté y que más generó valor a mi entendimiento sobre el futuro de nuestro país durante este año. Las personas que colaboraron en esta publicación son líderes empresariales y sociales que tienen una visión definida sobre los retos y oportunidades de nuestro país, y que tuvieron el valor expresar sus ideas de manera breve y clara, con un lenguaje sencillo e incluyente para todos los lectores.
Me atrevo a decir que Reimaginando a Colombia puede ser un texto para leer y discutir en hogares, colegios, universidades y juntas directivas, sin distingo. El espectro de temas analizados es igualmente integral. Inicia con la visión que algunos líderes extranjeros tienen sobre nuestro país y sus posibilidades, pasando por el análisis del cambio social y la necesidad de reformas para responder a este, continuando por las reflexiones de algunos empresarios sobre la necesidad de crecimiento económico y de la innovación como un vehículo para lograrlo, y terminando con el urgente y cada vez más relevante tema de la sostenibilidad y cuidado del medio ambiente que es nuestra mayor riqueza como país.
Las reflexiones consignadas en este libro son diversas y no exentas de sana polémica, un aspecto positivo que ayuda a promover necesarias conversaciones que hoy son urgentes en el país. Solo la lectura del libro invita a reflexionar y cuestionarse sobre nuestra propia visión y anhelo de lo que esperamos de Colombia, ahora que termina este año e inicia el siguiente. Y es quizás en esto último en lo que me quiero detener, en continuar la idea de reimaginar a Colombia desde otras ópticas.
Si hay algo por lo que clama el país es por que se escuche con atención a las ideas, reclamos y propuestas de algunos sectores que no han tenido un papel protagónico en la construcción del país hasta hoy. Hay nuevas miradas y prioridades que un amplio grupo de colombianos, en su mayoría jóvenes menores de 45, quieren poner sobre la mesa para generar impacto en las decisiones que se tomen en el país tanto en el sector público como en la empresa privada. Escuchar estas voces y plasmar sus ideas en otro texto para seguir reimaginando a Colombia, sería un insumo constructivo que enriquecería el diálogo con nuevos ángulos de visión sobre los retos actuales y las maneras de enfrentarlos.
Qué bueno y necesario será escuchar a emprendedores que recién inician la implementación de sus ideas en pequeñas y medianas empresas para conocer de primer mano los problemas y barreras que enfrentan. En esta emocionante Colombia de hoy se encuentran pequeños agricultores que están experimentando con tecnología para ser más eficientes, artistas emergentes que envían mensajes de cambio y reflexión sobre los nuevos retos del siglo XXI con sus obras, emprendedores del sector tecnológico que están generando servicios y soluciones a problemas de los que aún somos conscientes, mujeres que claman por igualdad e inclusión plena en espacios de toma de decisión. En fin, tantas voces por ser escuchadas y que merecen espacio de expresión, en esta época de colaboración entre instituciones públicas y privadas.
Las críticas acompañadas de soluciones son esenciales para seguir soñando y construyendo a nuestro país en este momento de cambio social, que en últimas es una gran ventana de oportunidad para mejorar y avanzar en justicia, equidad y cohesión como nación.
Federico Hoyos Salazar
Embajador de Colombia en Canadá.
contacto@federicohoyos.com.