Con el resultado de la inflación al cierre de agosto (4,4%) cercano al rango máximo tolerable para el Banco de la República de 4% anual, surge el dilema si nuestro banco central debería o no subir las tasas de interés.
La inflación podría reforzar el argumento para iniciar un incremento, lo cierto es que el Emisor requiere prudencia, pues los choques inflacionarios fueron temporales consecuencia de paros y bloqueos de vía que afectaron el abastecimiento, presionando los precios. Aún así, la inflación básica reportada por el Dane, sin alimentos ni productos regulados, permaneció por debajo de la meta del Emisor.
Y si bien la devaluación se aceleró a pesar de mayores precios del petróleo, materias primas y café, la tasa de desempleo se mantiene por encima del 14% y factores como desempeño de la economía, avance en la vacunación y recuperación del crédito apenas están en proceso de consolidación más una reforma tributaria ya aprobada.
De lado externo, la inflación al consumidor que en Estados Unidos es 4,8%, la FED ha declarado que la inflación actual del lado de la oferta es pasajera y que está dispuesta a tolerarla según Jerome Powell (Economic Outlook 27.08.2021) mientras que la tasa de desempleo de largo plazo permanezca elevada por encima del 3,5% pre-pandemia.
Conforme al análisis lo que la economía colombiana ha sufrido es una inflación de choque de oferta y tales choques no se combaten con alzas de tasas.
Es probable que los próximos datos del Dane presenten variaciones de inflación más moderadas. Dicho lo anterior el aumento de tasas no debería suceder y el Banco debería mantener su tasa de referencia en el 1,75%. Aumentar la tasa sería de un rigor innecesario. Como ejemplo pocos bancos centrales en el mundo han aumentado su tasa de referencia por la inflación como Rusia, Brasil, Turquía y México.
En casi todos los países, en materia monetaria, los analistas tratan de adivinar las decisiones futuras de los banco centrales mediante el análisis del perfil de los integrantes de sus juntas directivas.
Hoy en día la composición de la Junta Directiva del Banco Central al parecer presentaría un desequilibrio a favor de halcones frente a palomas, es decir, miembros dispuestos a aumentar tasas frente a los que llamarían a la cautela.
Es probable que los halcones menos tolerantes con la inflación que solo ven el mandato de mantener la estabilidad de precios con una política monetaria restrictiva tengan diferencias con las palomas que tienden a suavizarla y se interesan también por el crecimiento económico y el desempleo pero lo más oportuno sería no tomar una decisión prematura que dependerá más de la evolución de las expectativas de inflación en el mercado para los próximos meses.
Francisco Barnier González
Principal Associate Partner, IMCI Group International
fbarnier@gmail.com