Leonardo da Vinci enseñaba que “el que ama la práctica sin la teoría es como el marinero que se monta en su barco sin timón ni brújula y nunca conoce dónde puede ser arrojado”.
El accionista mayoritario de Ecopetrol, o la Nación, se enfrenta a la gran disyuntiva de crecimiento o pago de dividendos.
El crecimiento es apremiante para hacer crecer la producción y reservas de Ecopetrol, y los dividendos para cubrir necesidades fiscales del Gobierno.
Las empresas exitosas generan utilidades y estas son reinvertidas en activos operacionales, adquisiciones y proyectos, cuando la firma tiene capacidad de crecer y generar mayor valor a sus accionistas.
Si los dividendos son altos, menos dinero estará disponible para reinversión y esto causará que se reduzca la tasa de crecimiento esperada y tenderá, también, a reducir el precio de la acción.
Desde el 2008, Ecopetrol decidió tomar este último camino con un reparto correspondiente al 90 por ciento de sus utilidades, manteniendo payouts elevados en los años posteriores; por supuesto se trataba de una política insostenible y no recomendada, como lo señalé en un artículo, en el 2008, ‘Ecopetrol: ¿más vale pájaro en mano?’.
Empresas de alto crecimiento como Google, Yahoo y Facebook continúan una política cero dividendos; sin embargo, en la medida en que el crecimiento es menor, las empresas pasan a pagar dividendos, incluso llegando, en teoría, al 100 por ciento en compañías de crecimiento cero.
Los dividendos pagados deben ser iguales a las utilidades menos el monto de beneficios retenidos, necesario para financiar el presupuesto óptimo de capital como mantener su estructura óptima de capital.
Las determinantes financieras del crecimiento (g) se pueden explicar como la tasa de retención de utilidades veces el rendimiento del capital o equity (ROE). La tasa de crecimiento sostenible (g) se interpreta como la tasa a la cual crecen dividendo y utilidades, que puede ser sostenida para un nivel dado de ROE y la tasa aplicada de retención, asumiendo que la estructura de capital es constante a través del tiempo y no se realizan emisiones adicionales de acciones.
Los dividendos de Ecopetrol crecerían al 4,4 por ciento, determinado por la interacción del ROE (22 por ciento) y su tasa de retención (20 por ciento), siendo esta última una de las políticas financieras controladas por la compañía. La tasa del 4,4 por ciento de crecimiento sostenible contrasta, por ejemplo, con la tasa de Exxon Mobil, del 15,6 por ciento, o la mediana de la industria, cercana al 10 por ciento.
En consecuencia, para que Ecopetrol pueda sostener niveles necesarios de inversión y aumentar su crecimiento, debería elevar su tasa de retención de utilidades.
Además, la lógica de ‘sostenible’ reconoce que un ROE anormalmente elevado es poco probable que pueda persistir indefinidamente por causa de fuerzas competitivas y otras razones.
Si se quiere maximizar la riqueza de los accionistas, crecer y retomar la senda de valorización de la acción, la junta directiva y la administración de Ecopetrol tienen la obligación de recomendar decisiones responsables que aseguren el mejor interés común de los accionistas en el largo plazo.
La performance dependerá de la calidad de sus decisiones y de su compromiso en aplicar las prácticas de gestión más adecuadas para la compañía.
Francisco Barnier G.
Consultor financiero