No cesa la polémica alrededor del ministerio de Minas y Energía y sus cifras sobre las reservas de hidrocarburos con las que cuenta el país. Hace seis días, en medio de la cumbre del Foro Económico Mundial en Davos, la jefe de esta cartera, Irene Vélez, anunció de forma tajante que ya era una decisión del gobierno Petro “no conceder más contratos de exploración de gas y petróleo”.
De acuerdo a la ministra Vélez el sustento de esta decisión -crucial para el futuro de la política energética de la Nación y de las finanzas públicas- era el documento oficial de la entidad titulado ‘Balance de contratos de hidrocarburos y recursos disponibles para la Transición Energética Justa’.
Con base en el análisis de ese reporte ministerial tanto la alta funcionaria como el presidente, Gustavo Petro, manifestaron que Colombia contaba con recursos energéticos hasta el 2037, e incluso hasta el 2042.
No obstante, esta semana han salido a la luz pública serios vacíos y falencias en el informe sobre el cual la administración Petro está justificando que el país abandone la exploración futura de hidrocarburos y garantizando que existen suficientes reservas para aguantar un choque de semejante magnitud.
Las críticas al documento oficial son graves y en varios frentes. Primero, altos funcionarios del ministerio de Minas como la viceministra de Energía y el director de Hidrocarburos no conocieron los detalles del reporte antes de ser publicado y fueron incluidos dentro de los autores.
Esto implica saltarse la institucionalidad diseñada para dar una mirada técnica y no política.
A lo anterior se añaden la falta de fuentes bibliográficas, la rapidez en que se redactó a pesar de tener un objetivo ambicioso, la superficialidad ante la cuestión principal del camino de la transición energética y el vacío metodológico en el cual se suman indistintamente varios tipos de reservas -probadas, probables y posibles- con diferentes grados de probabilidad, niveles de riesgo y de éxito.
En otras palabras, las conclusiones que el documento emite sobre la autosuficiencia de gas son demasiado optimistas, en el mejor de los casos, y peligrosamente irresponsables, en el peor de los escenarios.
La reacción de la ministra Vélez a esta lectura crítica del informe, de la forma cómo se saltó a sus propios directivos y de la decisión que tomó basado en esos datos ha sido ratificarse en todos sus elementos.
No debe causar mayor sorpresa ya que la funcionaria goza del total respaldo del presidente Petro -que respalda sus datos y su ‘guerra’ contra el petróleo- y de la coalición de gobierno en el Congreso.
Hay que recordar que Vélez derrotó en la Cámara de Representantes una moción de censura por 132 votos a su favor con el apoyo de los congresistas oficialistas.
Debe haber claridad en que cada uno de esos representantes gobiernistas respaldan ahora decisiones como la de acabar la exploración de hidrocarburos.
Que el Gobierno Nacional destinará todos sus esfuerzos a un escenario de 'cero consumo de petróleo, gas y carbón' es inequívoco desde antes de las elecciones: el presidente Petro lo ratificó con todas las letras en Davos la semana pasada.
No obstante, la hoja de ruta para tomar esas drásticas decisiones de acabar con los contratos de exploración petrolera debe construirse con base en estudios técnicos, jurídicos y económicos de la máxima calidad, preferiblemente con analistas independientes.
Basar el futuro de la política de hidrocarburos de Colombia -con sus impactos económicos, fiscales, financieros, regionales y sectoriales- en documentos con serios vacíos y fallas parece ser el producto de imponer la visión ideológica por encima de los resultados técnicos. Una fórmula para el descarrilamiento, sin lugar a dudas.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
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