Este lunes el dólar regresó a sus máximos históricos. La divisa cerró el mes de septiembre a 3.477 pesos (quedando apenas a 8 centavos por debajo de la cotización más alta alcanzada hasta ahora, la del 29 de agosto). Y si se mira todo el tercer trimestre del año la cotización registra un alza de 272 pesos.
Este comportamiento es consistente con los efectos que en las monedas emergentes ha tenido la confrontación comercial entre Estados Unidos y China. Este lunes el anuncio del gobierno de Donald Trump de limitar las inversiones estadounidenses en empresas y mercados financieros chinos generó el debilitamiento del peso, así como otras monedas de la región.
A pesar de que Washington desmentiría ese anuncio, el nerviosismo en los mercados no se detuvo. A lo anterior también se suma los impactos que ha tenido el anuncio del juicio político contra Trump que la oposición demócrata impulsaría. Si bien la mayor incertidumbre es producida por la impredecibilidad del propio ocupante de la Casa Blanca, el impeachment también se suma al ambiente enrarecido.
El peso colombiano sigue transitando un año en que está convertido en una de las monedas más devaluadas del mundo. El complejo entorno externo combina la inestabilidad política estadounidense con la preocupación por el mercado del petróleo, generada por el ataque contra las instalaciones sauditas. De hecho, en la jornada de este lunes los precios del crudo cayeron.
Lo más grave es que no se perfilan salidas en el corto plazo que resuelvan favorablemente estos factores externos que empujan el dólar al alza. Viajes, deudas y compras en moneda extranjera, productos de consumo atados a esta divisa se encarecen mientras ingresos por exportaciones y turismo local, entre otros, mejoran. Pero, al final, más que el balance entre ganadores y perdedores, el mejor escenario es el de un precio competitivo y no tan volátil.
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