La pandemia del coronavirus ha concentrado, por obvias razones, buena parte de la discusión económica del país. No obstante, fenómenos y practicas ilícitas como la del contrabando siguen afectado negativamente a varios sectores económicos, aún en medio de la actual coyuntura crítica.
Los datos de las autoridades aduaneras muestran que, en el año de la llegada de la pandemia, el valor de toda la mercancía incautada alcanzó los 318 mil millones de pesos. Este monto es equivalente a un incremento de un 7 por ciento en comparación con 2019. En lo corrido de este año las incautaciones suman casi 50 mil millones.
Las industrias más afectadas por el contrabando son las usuales. Un 37 por ciento de todo el valor decomisado corresponde a materiales textiles y manufacturas, seguidas por equipos técnicos, de imagen y sonido, que incluyen computadoras y celulares (9,2 por ciento). Los bienes ilegales también incluyen calzado con un 8,5 por ciento y cigarrillos de contrabando en 7,8 por ciento.
Zapatos, partes de vehículos, tabaco, productos químicos, hasta medicamentos y elementos médicos hacen parte de los elementos incautados por la Policía Aduanera.
No sobra recordar los efectos desastrosos que tiene el contrabando y sus prácticas asociadas sobre la industria nacional en sectores como los textiles, las manufacturas, los electrodomésticos, el calzado, entre otros. Mucho más graves sus impactos en momentos en los que las empresas colombianas de todos los tamaños luchan por sobrevivir un desplome histórico. Ni hablar de las consecuencias sobre empleos y puestos de trabajo y las fiscales. La lucha contra el contrabando debe continuar, aún en mitad de esta pandemia.
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