Esta semana que termina se dieron dos anuncios en Estados Unidos, cruciales para la economía del principal socio comercial colombiano. El pasado miércoles la Reserva Federal en Washington, el banco central norteamericano, anunció la subida de 75 puntos básicos en su tasa de interés, para contrarrestar los efectos de una disparada de la inflación, en un nivel no visto en más de 40 años.
Al día siguiente, se oficializó que la economía de Estados Unidos se había contraído en el segundo trimestre del año un 0,9 por ciento, marcando así el segundo trimestre consecutivo de decrecimiento- en los primeros tres meses del año el PIB cayó 1,6 por ciento. Si bien la declaratoria formal de la recesión económica en EE. UU. está en el Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER), los dos trimestres seguidos en caída no hicieron más que profundizar los temores frente al desempeño de esta economía estadounidense.
Estos temores vienen desatando consecuencias a lo largo y ancho de la economía global y Colombia no está ajena a éstas. No son pocos los frentes por los que el freno de mano que viene experimentando Estados Unidos afectará a la actividad económica nacional. Más allá de si Washington está o no en recesión, la ralentización en el país del norte se traduciría en un apetito menor en la demanda de petróleo e hidrocarburos, incluso en la caída de sus precios internacionales. Siendo el crudo, producto clave de las exportaciones colombianas, los ingresos por esas ventas externas se reducirían. A los efectos sobre el precio del dólar, el encarecimiento del financiamiento en los mercados externos y los impactos en la llegada de inversionistas, se suma una probable reducción en las remesas que los inmigrantes colombianos en Estados Unidos envían a sus familiares en el territorio nacional- que alcanzaron un récord por las ayudas monetarias por pandemia ofrecidas por Washington.
Son varios los riesgos que enfrenta la senda de recuperación económica del país. El deterioro de las condiciones económicas internacionales es uno de ellos y las consecuencias de una desaceleración drástica de la economía de Estados Unidos se sentirán localmente. Los nubarrones externos deben ser motivo de gran preocupación.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
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