En los últimos años, cada vez que se ha generado una crisis, se conocen estudios que analizan si estamos ante el inicio del fin de la hegemonía internacional del dólar estadounidense. Ocurrió en el 2008 con la Gran Recesión, la idea se volvió a impulsar ante el desplome económico que generó la pandemia de la covid-19, y ahora con el estallido de la guerra en Ucrania esta pregunta vuelve a cobrar fuerza.
Este es un status que se creó con más fuerza en la globalización y después de la Segunda Guerra Mundial, llevando a que no solo la mayor parte del comercio internacional se haga en dólares, sino que una porción mayoritaria de las inversiones en bonos públicos o de reservas de emisores son en esta divisa.
Sin ir más lejos, en Colombia las últimas cifras muestran que mientras el 38 por ciento de la deuda pública del país está denominada en otras monedas distintas al peso, el 34 por ciento de este indicador es en la divisa estadounidense, es decir, la mayor parte de las acreencias en divisa extranjera.
Pero más allá de si finalmente se cristalizará esta pérdida de hegemonía, las cifras detrás de este debate muestran que hay una tendencia real detrás de ello. En un reciente artículo del FMI se muestra que mientras en el inicio del siglo el 71 por ciento de las reservas internacionales eran en dólares, en el 2021 esa cifra ya bajó al 59 por ciento.
El FMI asegura que si bien el dólar no va a dejar de ser clave para la economía mundial, las sanciones impuestas por la guerra pueden generar una diversificación y un sistema financiero mundial más fragmentado.
Para Colombia, donde el dólar tiene una gran relevancia en las operaciones tanto públicas como privadas, este es un tema que no se puede dejar de monitorear.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
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