La publicación de los datos de mercado laboral del Dane del día de ayer ratificaron la tendencia a la reducción del desempleo a partir de la reapertura gradual de la economía. Mientras que en abril, en medio de la cuarentena nacional, el número de puestos de trabajo destruidos superó los 5,3 millones, en septiembre este indicador registró los dos millones.
La tasa de desempleo nacional para el mes pasado fue de 15,8 por ciento frente al 21,4 por ciento de mayo y al 16,8 por ciento en agosto.
La reanudación de las actividades económicas, en su casi totalidad desde principios de septiembre, se refleja en esta tendencia positiva, que parece haber dejado atrás los niveles del 20 por ciento del inicio de la crisis.
No obstante, las grandes capitales del país son aquellas que están contribuyendo en mayor proporción al desempleo. Bogotá, en especial, sigue activando las alertas.
La tasa de desempleo capitalina fue de 22 por ciento, mayor que la de las 13 ciudades y áreas metropolitanas (20,8 por ciento). Estas cifras confirman que los confinamientos sectorizados y otras medidas restrictivas aplicadas en la capital de la República y otras ciudades afectaron considerablemente la capacidad de recuperar el mercado laboral urbano.
Independientemente del ritmo que tomen los contagios, estos reportes del período marzo- septiembre constituyen un insumo indispensable en la toma de decisiones sobre futuras cuarentenas o demás medidas.
Ahora que las capitales están adelantandoplanes locales de reactivación económica, la generación de empleos sostenibles y con equidad debe ser un objetivo prioritario dentro de estas estrategias. Sean obras de infraestructura, alivios tributarios, aumento en los impuestos como en el caso de Bogotá o programas de estímulos empresariales, uno de los indicadores clave debe ser los puestos de trabajo que crearán.
Aunque la reapertura de la economía esté mejorando un poco el panorama del empleo, la pandemia ha ratificado la necesidad de reformas estructurales al mercado laboral.