Ayer las autoridades estadounidenses reportaron que la economía norteamericana se redujo un 1,4% anual en el primer trimestre del año. Esta caída constituye un inesperado frenazo en la senda de reactivación económica de EE. UU. frente a 6,9% registrado el último trimestre de 2021. Desde la irrupción de la pandemia y su desplome en la actividad productiva global, la principal economía del mundo no reportaba un trimestre tan débil.
Las razones detrás de esa desaceleración son las esperadas tras los nubarrones con los que arrancó el año. Las disrupciones en las cadenas logísticas y de suministro están detrás de un déficit comercial, ante las dificultades en las exportaciones y en los inventarios y el aumento en las importaciones. Además, mientras los efectos de los subsidios y ayudas por la pandemia empiezan a debilitarse, continúa la escasez de mano de obra.
A lo anterior se añaden los impactos de la guerra rusa en Ucrania en la dinámica de la economía mundial y la disparada de la inflación, que llegó en EE.UU. a niveles no reportados desde hace 40 años. A pesar de ello, es muy probable el alza de tasas de interés de la FED la próxima semana.
El frenazo en la recuperación no es exclusivo de EE. UU. Las economías europeas continúan sintiendo el fuerte choque, derivado del conflicto bélico en Ucrania y caracterizado por alzas en precios de energéticos y commodities. Los analistas en el Viejo Continente están hablando del fantasma de la estanflación para recoger la reducción en el crecimiento con los altos precios al consumidor.
Por último, China experimenta dificultades económicas por las cuarentenas por covid-19 en ciudades como Shanghai. Colombia no es ajena a estas señales preocupantes desde los principales mercados de nuestros productos y la fuente de importantes inversiones. Hay que seguir de cerca la dinámica de EE. UU., que recuperaría su ritmo en este trimestre.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
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