En años recientes el aguacate colombiano ha experimentado una dinámica destacada en comparación con productos agrícolas más tradicionales como el café, el banano, las flores y el azúcar.
Mientras en 2012 Colombia exportó menos de 300 mil dólares en aguacates hass, en 2019 las ventas externas de este producto ascendieron a los 95 millones de dólares. El año pasado la admisibilidad dada por el gobierno japonés al aguacate, así como la firma del acuerdo con China para habilitar las exportaciones constituyeron hitos positivos en el desarrollo exportador.
El aguacate viene abriéndose camino como un sector agrícola estratégico en el esfuerzo gubernamental para definir los protocolos fitosanitarios y demás requisitos para permitir la entrada a nuevos mercados.
Estados Unidos, Argentina y la Unión Europea, entre otros, se cuentan dentro de los destinos que hoy reciben la fruta colombiana.
Son varios los frentes en los que las autoridades agropecuarias junto a los empresarios del sector han estado trabajando por años y que han sido cruciales para lograr la actual dinámica exportadora positiva.
A la estrategia de “diplomacia sanitaria” y de los requisitos de admisibilidad fitosanitaria se suman mejoras en productividad y calidad, la articulación interinstitucional y la definición de los planes de negocio.
El sector del aguacate está transitando por una senda positiva en materia de exportación que se debe consolidar durante este año que empieza. La definición de Corea del Sur y Chile como dos nuevos destinos para la fruta será una excelente noticia en la hoja de ruta para identificar y abrir más mercados internacionales.
La economía colombiana necesita la diversificación de sus ventas externas que disminuyan la excesiva dependencia actual a las exportaciones de las industrias extractivas. Se requieren más sectores con el dinamismo del aguacate.
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