Esta primera semana tras el triunfo de Gustavo Petro en la segunda vuelta deja un balance de realineamientos políticos, apertura al diálogo y construcción de distintos sectores sociales y gremiales y necesidad perentoria de señales y claridades económicas. Ha sido el frente de la política donde se han presentado la mayoría de movimientos.
En primer lugar, con el apoyo del liberalismo, el presidente electo ha asegurado las mayorías en el Congreso y la presidencia del Legislativo al senador Roy Barreras. Será entonces este bloque el encargado de promover la agenda de reformas que impulsará el gobierno entrante.
Un segundo avance se registró en las respuestas de distintos actores políticos y económicos al llamado a un “Gran Acuerdo Nacional” que hizo Petro en su discurso de victoria. Los gremios de la producción le han manifestado la intención de participar en esas instancias de diálogo y de “trabajar en conjunto” para “construir una mejor Nación”. El expresidente Álvaro Uribe, líder del Centro Democrático, futuro partido opositor, también aceptó la invitación.
En tercer lugar, asesores económicos del entrante mandatario ya empezaron a delinear algunos aspectos de la reforma tributaria que presentaría el nuevo Gobierno en este segundo semestre y que buscaría recaudar unos 50 billones de pesos.
Ha quedado claro que uno de los primeros nombramientos del presidente Petro debe ser el del próximo ministro de Hacienda, tanto para dar señales de tranquilidad a los mercados como para brindar luces sobre estilo y orientación del manejo de la política económica.
Si bien esta primera semana ratificó la importancia de los mensajes de consenso y las señales de prudencia, los impactos a la acción de Ecopetrol reflejan la urgencia de definir con claridad elementos cruciales de la futura política energética de la administración Petro.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
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