Desde la crisis financiera que se inició en 2007, cuando los bancos centrales tuvieron una importancia capital en las medidas de estímulo para enfrentar la coyuntura, la reunión anual de Jackson Hole, que junta a los líderes de estas entidades de todo el mundo, se ha vuelto un foco de atención para la economía internacional, tanto por los mensajes y anuncios que se puedan dar como también por las visiones que estos personajes tienen sobre la marcha del mundo y su papel en él.
Para esta edición que inició ayer en un formato virtual, si bien las expectativas de un gran anuncio son bajas, el mercado no ha desviado su atención. Y menos después de que varios integrantes de la Reserva Federal de Estados Unidos han hecho recientes comentarios sobre la posible reducción del estímulo en principal banco central del mundo. El más importante fue James Bullard, de la Fed de San Luis, quién abogó por iniciar a reducir las compras de activos pronto y acabar el proceso en el primer trimestre del próximo año.
Con la discusión de tasas de interés pospuesta a 2022 o 2023, esta es una de las noticias que más se están esperando. La Fed está inyectando en su economía liquidez por US$120.000 millones cada mes, que ha ayudado a mitigar parte de la crisis, apoyado a la recuperación y está detrás del buen momento de los mercados bursátiles. No obstante, el balance del Emisor estadounidense ya cuenta con activos por US$8,3 billones, más del doble de lo que sumaba al inicio de la pandemia.
Pese a que esta discusión se ve lejana a Colombia, tiene implicaciones reales en temas clave como el precio del dólar, las tasas de interés de los bonos y el apetito por títulos como los colombianos, o la fortaleza económica de EE. UU. Los focos están en Jackson Hole.
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