La semana pasada las cabezas de las cuatro empresas tecnológicas más importantes del mundo -Alphabet(la matriz de Google), Facebook, Apple y Amazon- se presentaron ante el Congreso de Estados Unidos. Sundar Pichai, Mark Zuckerberg, Tim Cook y Jeff Bezos fueron citados ante un comité de la Cámara de Representantes que los investiga por prácticas monopólicas.
Las distintas acusaciones de los congresistas norteamericanos recogen las razones por las que estos cuatro gigantes han venido perdiendo la inmaculada reputación que hasta hace algunos años disfrutaban. En mayor o menor grado, estos cuatro emporios han sido señalados de comprometer la privacidad de sus usuarios al vender sus datos, de amenazar y frenar a competidores y de promover la desinformación, en resumen, de abusar de su poder como ‘porteros de la economía digital’.
No es muy probable que esta investigación congresional derive en una regulación más estricta sobre el sector tecnológico o en empujar a los reguladores estadounidenses a partir estas compañías. No obstante, demuestra lo consolidada que está la narrativa del excesivo poder que hoy esgrimen estos cuatro gigantes.
El momento de este cara a cara entre las ‘Big Tech’ -como las llaman en inglés- y Washington no podía ser más contrastante. Mientras la economía de Estados Unidos reporta un colapso histórico de 9,5 por ciento en el segundo trimestre del año, las gigantes tecnológicas registran jugosas ganancias, movidas especialmente por los confinamientos.
Mientras Amazon de Bezos y Facebook de Zuckerberg publicaron ganancias por más de cinco mil millones de dólares cada una, Apple de Cook reportó utilidades por 12 mil millones y Google, 6,9 mil millones de dólares. Las empresas más rentables en Wall Street en estos tiempos de pandemia han sido las tecnológicas. La aceleración en la adopción tecnológica que trajo el coronavirus proveerá más dinamismo a la economía digital. Pero las preocupaciones sobre estas prácticas monopólicas globales no se disiparán pronto.
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