En teoría las tiendas de barrio serían uno de los negocios con mayor probabilidad de vender en medio del confinamiento nacional por la pandemia del coronavirus. Este canal es preferido por muchos consumidores no solo para adquirir bebidas y otros productos sino también por su surtido y cercanía.
De acuerdo con Fenalco, de los 700 mil pequeños comercios en el país, unos 268 mil clasifican como tiendas de barrio. No obstante, este gremio ha reportado que, en medio de la cuarentena, hasta un 40 por ciento de estos establecimientos, queridos y apreciados por muchos, se encuentran cerrados.
Los factores detrás de este fenómeno son varios: temor a los contagios de la covid-19 por la circulación de clientes, muchas tiendas operan en locales arrendados y hay bajas sustanciales en las ventas, problemas para la movilización y el resurtido de los productos y muchas tiendas son atendidas o propiedad de mayores de 70 años, hoy confinados.
Varias iniciativas como “Tienda Cerca” y “Mi Tienda Abierta, Mi Tienda Segura” buscan resolver algunas de estas dificultades para que los dueños de esas miles de tiendas barriales puedan abrir y volver a atender. Por ejemplo, que los compradores puedan localizar el local más cercano o que los productos se distribuyan de manera que haya espacio entre los clientes.
Todos los esfuerzos que se puedan desplegar para que más tiendas de barrio puedan surtirse y operar deben hacerse. Las medidas de distanciamiento social golpean desproporcionadamente a las actividades económicas de “alto contacto” y de mucha exposición al contagio.
Los pequeños comerciantes caen dentro de este grupo y sus ventas han sido dramáticamente reducidas en este mes de cuarentena obligatoria. En una siguiente fase del aislamiento quizás algunos comercios pequeños puedan empezar a reactivarse pero no es seguro. Por eso, muchas más tiendas abiertas y vendiendo es una buena noticia.
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