Hoy se conmemora el segundo primero de mayo bajo los estragos de la pandemia del coronavirus. La triple crisis sanitaria, económica y social que ha desatado el covid-19 ha costado en Colombia más de 73 mil vidas, 3,5 millones de nuevos pobres, la destrucción de millones de puestos de trabajo y la parálisis del aparato productivo.
Las cuarentenas, que desafortunadamente siguen como primera opción de política, transformaron el entorno laboral y enviaron a millones de trabajadores, tanto en Colombia como en el resto del mundo, a sus hogares y al llamado “trabajo en casa”. Sectores económicos quedaron golpeados por la pandemia o por las restricciones sanitarias asociadas como actividades artísticas, entretenimiento, turismo, restaurantes, y destruyeron cientos de miles de empleos.
Si bien la tasa de desempleo nacional para marzo pasado fue de 14,2 por ciento, este es un nivel que, aunque alto y preocupante, es mucho menor que el registrado durante los primeros meses de la pandemia. Es evidente que cuando la economía colombiana no sufre de confinamientos y cierres- como en febrero y marzo de este año- la dinámica laboral repunta y la tasa de desempleo cede. De hecho, marzo registró un aumento de 271 mil ocupados. No obstante, el tercer pico en abril probablemente se traducirá en otro “bache” en la reactivación de la economía como el de inicios de 2021.
La cuestión de cómo reanudar el ritmo de las actividades económicas con equidad y con generación de empleos sigue vigente. Las dinámicas laborales están desafortunadamente dejando a las mujeres atrás. El desempleo femenino es casi ocho puntos porcentuales más alto que el de los hombres. La informalidad en las 23 ciudades creció en 2,1 puntos porcentuales. Las cifras de pobreza en 2020 ratificaron que nada sustituye la actividad económica y los ingresos que de ella se derivan.
Francisco Miranda Hamburger
framir@portafolio.co
Twitter: @pachomiranda