Las tecnologías de la información y las comunicaciones han sido uno de los sectores productivos que durante la pandemia experimentaron mayor dinamismo. No solo crecieron las necesidades de los distintos bienes y servicios TIC en medio de los confinamientos y las restricciones sino también las urgencias por personal capacitado para los negocios de esta rama en todos sus tamaños.
No obstante, al igual que en otras economías del mundo, la creciente digitalización de las empresas está generando una demanda por perfiles con conocimientos específicos en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés). De acuerdo con la Cámara Colombiana de Informática y Telecomunicaciones (CCIT) por cada empleo creado en el sector TIC se crean alrededor de 3,6 empleos adicionales en otros sectores.
El problema está en que la demanda va más rápido que la oferta de talento TIC. Es muy probable que en pocos años se agudice la escasez en profesionales capacitados en big data, ciberseguridad, blockchain, ciencia de datos, analítica de datos, servicios en la nube, entre otras tecnologías. Incluso, otra de las barreras identificadas en un artículo reciente en este diario es la falta de dominio del idioma inglés, la lengua de la transformación digital.
No se trata de desconocer los esfuerzos públicos y privados en la capacitación de jóvenes en código y otras necesidades del sector TIC. Sin embargo, es evidente que estas estrategias requieren de ampliar sustancialmente su ancho de banda e incluir el manejo del inglés. Asimismo, es pertinente revisar si las rígidas estructuras educativas actuales no podrían flexibilizarse para brindar la capacitación necesaria para evitar la escasez del talento TIC.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
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