La semana pasada el Congreso de la República aprobó el proyecto de ley de trabajo en casa con el que el Ministerio de Trabajo busca regularizar la realidad de millones de colombianos. La pandemia del coronavirus y las medidas sanitarias y restricciones para combatirla forzaron a muchos trabajadores a desempeñar sus labores desde el hogar.
Esta situación, que hoy siguen experimentando cientos de miles de empleados, generó drásticos cambios tanto en las empresas como en los hogares. Dentro de las consecuencias negativas están el aumento efectivo de la jornada laboral y las dificultades del trabajador en casa para separar la esfera laboral de la vida personal.
La iniciativa legislativa establece las condiciones para la “desconexión laboral” y el auxilio de conectividad, en vez del de transporte, para quienes devenguen hasta dos salarios mínimos. Además, determina que el empleador no podrá requerir al trabajador tareas fuera de la jornada.
El proyecto de ley cumple el objetivo del Gobierno Nacional para normalizar una situación imprevista, generada por la situación de pandemia, y define el “trabajo en casa” como una medida temporal y excepcional y podrá aplicarse por un período de tres meses.
No obstante, este carácter temporal de la nueva ley de “trabajo en casa” deja por fuera muchos colombianos y empresas que han estado experimentando transformaciones en las relaciones laborales con una vocación más permanente. Si bien esta legislación resuelve el problema para quienes regresarán a las modalidades de trabajo de la antigua “normalidad” cuando la pandemia sea superada, aún quedan pendientes las actualizaciones de la normatividad laboral para el empleo de la “nueva normalidad”.
Ya se habla de escenarios de “sitios de trabajo híbrido” que combinen presencialidad con modalidades remotas o virtuales. Más que una medida temporal, para muchos el trabajo desde la casa llegó para quedarse.
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