La Reserva Federal anunció ayer lo que era un secreto a voces: el incremento de 0,25 puntos porcentuales en su tasa de interés, la cual quedó en un rango entre 0,25 y 0,5 por ciento. Para el banco central más poderoso del mundo, esta es la primera alza desde 2018 y supone el inicio del cambio en su política monetaria, la cual ayudó no solo a Estados Unidos, sino a todo el mundo, a mitigar el golpe de la pandemia, inyectando billones de dólares de liquidez en la economía para que fluyeran los recursos en plena recesión.
Quizá más diciente fue la confirmación de que la Fed va a ser más agresiva para contrarrestar los efectos de su alta inflación, que en febrero alcanzó 7,9 por ciento y sigue siendo la mayor en 40 años, y también por las mayores presiones que puedan llegar por la guerra en Ucrania, lo que amenaza con seguir incrementando los precios y afectar el crecimiento global. Así, afirmó que durante este año se harían seis alzas de tasas, mientras que el próximo año sumaría cuatro adicionales.
Si bien habrá que ver el efecto de esas alzas en el crecimiento económico de EE. UU., el principal socio comercial de Colombia, también habrá que monitorear el posible impacto en economías emergentes como la nacional, por la presión que estos movimientos imprimen sobre nuestras políticas monetarias.
No obstante, en el mercado se habla de que esta esperada decisión ocurre en un buen momento para Colombia, pues si bien se podrá ver un impacto en los flujos de inversión hacia estos mercados y en el dólar, la disparada de los precios de los ‘commodities’ y el resto de factores de incertidumbre en el mundo hacen que el efecto, a priori, se pueda ver compensado. Parece, eso sí, que la decisión inicia el principio del fin de la era del dinero barato.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
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