Ayer en Reino Unido Margaret Keenan, de 90 años, y William Shakespeare, de 80, se convirtieron en los primeros pacientes del mundo en recibir una vacuna contra el coronavirus autorizada oficialmente. El llamado “Día V”, o de vacunación, marca el arranque del globalmente esperado programa de inmunización más ambicioso de la historia.
La primera ronda de vacunación con el producto de Pfizer y BioNTech no solo abre una luz de esperanza para enfrentar a la covid-19, que ha cobrado la vida de más de 1,5 millones de personas, sino también envía una señal de optimismo para los mercados y la economía. Los retos logísticos para la inoculación no son menores e incluyen, en el caso de esta vacuna en particular, una compleja cadena de frío.
Aún falta mucho tiempo para que esas inoculaciones estén disponibles para la población colombiana. En las próximas semanas y meses muchas más vacunas experimentales alcanzarán las fases finales y obtendrán las autorizaciones para su uso. Eso multiplicará las opciones para que un gobierno como el de Colombia logre adquirir lotes de dosis.
El momento para la extrema confidencialidad en las discusiones bilaterales entre el Gobierno Nacional y las compañías farmacéuticas prácticamente se agotó. Las autoridades sanitarias colombianas deben comunicar a la opinión pública los mayores detalles posibles de la hoja de ruta de la vacunación en el país.
Un aspecto crucial en ese plan es la priorización en las poblaciones a las que se impartirán las dosis que el Estado compre. Este orden debe seguir los más estrictos criterios epidemiológicos alrededor de los adultos mayores, los trabajadores de la salud y otros.
Es momento de transmitir esos criterios para que no haya confusión ni sorpresas cuando las dosis adquiridas no correspondan en principio a la totalidad de la población nacional. El inicio del programa de vacunación en Reino Unido da esperanza pero, para Colombia, lo mejor es no bajar la guardia porque todavía la fila es larga.
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