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Francisco Miranda Hamburger
BRÚJULA

¿Vender ISA frenará la tributaria?

El monto del negocio -unos 14 billones de pesos- convierten al conglomerado de energía eléctrica en la joya dentro de los activos que el Gobierno.

Francisco Miranda Hamburger
Director de Portafolio
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Francisco Miranda Hamburger

El anuncio de Ecopetrol la semana pasada sobre la intención de comprar la participación de la Nación en ISA activó no solo el mercado de las grandes movidas empresariales, sino también la discusión sobre un eventual alivio a la urgencia fiscal del Gobierno. A la propuesta oficial de la petrolera nacional se suma el interés del Grupo de Energía de Bogotá (GEB) y, en un menor grado, del grupo EPM.

El monto del negocio -unos 14 billones de pesos- convierten al conglomerado de energía eléctrica en la joya dentro de los activos que el Gobierno ya había informado que tenía “a la venta”. Joya porque su atractivo es innegable: una compañía con buenos números operativos y financieros, así como un destacado gobierno corporativo.

Desde el punto de vista de Ecopetrol, la apuesta se sincroniza con la transición energética, la descarbonización y la diversificación de negocios, más allá del petróleo. El reto de la empresa más grande del país es persuadir a los mercados de los méritos de una movida que la llevaría a una emisión de alrededor de 8,5 por ciento de las acciones.
Es cierto que el camino que varias compañías de hidrocarburos están tomando en años recientes ha sido el de la inversión en energías renovables. De hecho, Ecopetrol ya ha avanzado en esa dirección.

Desde el lado del Gobierno, la operación eventualmente se traduciría en una abultada inyección de recursos en momentos de creciente déficit fiscal, un peligroso nivel de endeudamiento y una demanda insaciable de gasto público para enfrentar la pandemia del coronavirus.

El 2021 arrancó con la percepción de “inevitabilidad” de una nueva reforma tributaria, que se tramitaría durante el año para mitigar el hueco de 20 billones de pesos en las arcas públicas para el año entrante.

No obstante, el ambiente político para impulsar un alza de impuestos en plena crisis económica y un año antes de las elecciones presidenciales no es el mejor ni en Casa de Nariño ni en el Congreso. No hay claridad que la venta de ISA frene la reforma tributaria, pero podría posponerla o reducir su impacto.

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