El Ministerio de Comercio los define como tratados internacionales que tienen por fin incentivar a los extranjeros para que inviertan en Colombia.
Los acuerdos permiten diseñar y mantener condiciones favorables y, desde luego, reglas claras para los inversionistas.
Para ello, el Mincomercio estructura un marco jurídico transparente, en cual el inversionista pueda observar que su inversión y los flujos financieros serán respetados.
Los tratados son elevados al nivel de ley de la República.
Estos, entre otros aspectos, protegen el capital del inversionista.
En este sentido, la libertad de entrar o sacar del país el capital de la inversión inicial o las utilidades es un criterio que se considera.
Sin embargo, parte de la responsabilidad del Gobierno es cuidar el equilibrio de la balanza de pagos. Para ello evalúa la probabilidad de eventuales flujos inesperados.
El primer acuerdo que entró en vigencia fue en 1995.
Los dos siguientes fueron en el 2004 y el 2007. Después, en el 2009 se dieron tres más.
Posterior a estos, entraron en vigencia otros tres en el 2010 y, consecutivamente, en el 2011 ingresaron dos. Por último, para el 2012, cuatro, y en el 2013, uno. Pero, además, hay dos que se firmaron en el 2011 y cinco en el 2013, que están pendientes para entrar en vigencia.
Al mirar el lado monetario, se observa que la inversión extranjera directa, al parecer, ha tenido el mejor comportamiento a partir del 2010.
Lo anterior, toda vez que al analizar su tendencia y las variaciones entre el periodo 2010 y el tercer trimestre del 2013 se puede percibir un comportamiento homogéneo en las entradas de capital, con un promedio trimestral en precios corrientes de 3.270 millones de dólares.
Entre el 2002 y el 2010, el promedio fue de 1.580 millones de dólares. Importante resaltar que en el 2005, en el cuarto trimestre, la inversión fue de 6.773 millones de dólares, el cual significó un efecto coyuntural importante para los flujos de inversión.
Anterior a los periodos citados, entre 1996 y el 2002, el promedio fue de 750 millones de dólares.
El mejor trimestre fue el tercero del año 2000.
Al comparar los valores indicados y las tendencias entre los periodos nacen inquietudes.
La primera se debe construir en torno a la efectividad de la política manejada en cada etapa.
Es decir, si asumimos cada periodo como espacios muestrales, se podrá observar que el segundo lapso presenta el mayor coeficiente de variación.
Es decir, los datos trimestrales son más heterogéneos, lo que puede indicar pocas estrategias para facilitar garantías en la continuidad inversionista.
Así las cosas, los acuerdos internacionales de inversión pueden ser una explicación y una respuesta a esas diferencias, en razón a que ellos, precisamente, buscan garantías al evitar flujos inesperados, y que pueden generar riesgo al país.
Francisco Montes V.
Magíster en Economía
fjmontes4@hotmail.com