Las malas estadísticas del desempeño del sector industrial se han convertido en punto de referencia y preocupación para las autoridades.
Entrada en una etapa de debilidad, la tasa de crecimiento de la economía en conjunto se muestra como un hecho económico difícil de soportar.
La gente que esperaba un crecimiento superior a 4 por ciento ahora se ve terriblemente frustrada y, sobre todo, limitada en sus posibilidades de mejoramiento en sus condiciones de vida. En tanto la economía no crezca a tasas superiores, será muy poco posible que los colombianos gocemos de mejor calidad de vida.
De esta manera, se torna urgente hacer todo cuanto sea posible para darles una dinámica nueva a los sectores productivos vinculados a la industria.
No es exactamente que todo esté perdido a causa de la caída en sus tasas de crecimiento, aquí el problema se encuentra en la desaparición de empleos, factor fundamental para mejorar las condiciones de operación de la economía.
La caída del ingreso per cápita impacta negativamente la calidad de vida de los ciudadanos, así como limita las posibilidades de mejoras adicionales en la erradicación de la pobreza, ambos objetivos prioritarios para la administración Santos.
Mediando una etapa electoral, nadie estará satisfecho ni contento con el desempeño del Gobierno y las cifras reducidas del sector industrial.
Acelerar la marcha para mejorar las cifras es lo indicado, dado que no es bueno llegar con la canasta vacía.
Y si bien no es condición que el sector industrial crezca plenamente, siempre y cuando haya expansión de la producción total, no es bueno acostumbrarnos a verlo decaer.
Por otro lado, la caída de los precios de la industria por contracción de la demanda, sumada a las disminuciones importantes en el precio de los commodities dependientes de la dinámica China, pueden generar un impacto mayor en países como el nuestro, dada nuestra naturaleza de vendedores netos de materias primas.
En verdad se le enreda a uno la cabeza cuando lee y analiza los temas relacionados con la política comercial china; primero, porque aún no se entiende hasta dónde van el vínculo y la sinceridad de los dirigentes asiáticos, y la consistencia que en el largo plazo pueden tener dichas relaciones.
China está apenas en la etapa de formulación y diseño de la política comercial que, de cualquier forma, debe ser distinta a la aplicada hasta ahora.
Una mezcla o combinación de socialismo y comunismo hace parte de la fórmula que requiere gran habilidad política y una concepción completamente diferente al socialismo.
Vaya usted a saber cuál terminará primando, y si lo que se impone es la fuerza o la democracia representativa.
No creo que estemos en posibilidad de responder semejante interrogante.
Entonces, aún nos queda mucho tiempo para discutir el punto e irnos fijando metas sobre hipótesis de trabajo más realistas.
Gabriel Rosas Vega
Exministro de Agricultura