En entrevista concedida a un diario, el competente hombre de negocios, Gustavo Gaviria Ángel, soltó una idea sobre la forma como él concibe la estrategia de penetración al mercado chino.
Desde su puesto de observación -embajador extraordinario de Colombia para Expo Shanghái 2010-, tiene la posibilidad de ver con más claridad las alternativas que existen para incursionar en un mercado impredecible como es el de China. Según su punto de vista, a cambio de mirar el contexto general, lo que los comerciantes e industriales colombianos deben hacer es tratar de conquistar las ciudades, con lo que ello representa en especialización y en división de las funciones productivas.
El hecho de que cada ciudad china sea equiparable a un mercado amplio y potencialmente diversificado, permite pensar que el plan comercial se puede organizar con un enfoque diferencial por ciudades. Esto es lo que él llama conquistar los centros urbanos.
Sin posar de conocedor profundo de los temas comerciales y, por supuesto, lejos de clasificarme como especialista, con cuidado me aproximo al complicado mundo mercantil, porque me parece interesante otear las posibilidades que tiene el país en materia de apertura comercial y competitividad externa. Con la oferta exportadora existente y la limitada visión que tenemos en relación con la forma de conquistar los mercados, es imposible vencer las barreras del subdesarrollo, y por ende, la pobreza que nos agobia. De allí, la necesidad de ver las cosas desde una óptica diferente a la que hemos mantenido por tantos años.
Centrado en el tema objeto de mi comentario, creo que la idea de Gaviria tiene una buena dosis de novedad y en consecuencia vale la pena explorar a fondo sus posibilidades reales. La circunstancia de que el 90 por ciento de la población china se acumule en el 15 por ciento del territorio, que unas 40 ciudades superen los varios millones de habitantes -Shenzen, una ciudad próxima a Hong Kong, pequeña por los años setenta, hoy alberga más de 30 millones de personas, por ejemplo- y que Shanghái, Beijing, Hong Kong, Chongqing, Canton y Tianjin se encuentren entre las grandes metrópolis del mundo, le sirven de soporte a la idea e invitan a invertirle toda la corriente posible.
Evidentemente, las gentes de negocios deben pensar en una nueva visión del tiempo con el fin de competir de manera eficaz en mercados tan especiales como el de China. Deben abandonar la ilusión de que el futuro les está servido en bandeja de plata y que pueden fácilmente apreciar el horizonte, predecir el futuro y planear con toda exactitud y certeza. De acuerdo con los especialistas, en su lugar, los gerentes deben adoptar un punto de vista fluido del tiempo, en el cual surge una corriente permanente de amenazas y oportunidades imprevistas que intercaladas de manera súbita ponen en peligro la supervivencia de las empresas o les ofrecen oportunidades brillantes, en las cuales pueden crear valor significativo en breves periodos (D. Sull).
Dicho de otra manera, de lo que se trata es de explorar el futuro con la descripción del ambiente complejo muy volátil y la formación de un mapa mental de la situación emergente, con el fin de ver mejor las amenazas y oportunidades que surgen. Puesta como punto de referencia la idea esbozada, cabe la posibilidad de que sea factible marcarle un derrotero nuevo y diferente al país en materia comercial.
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