El crecimiento y la recuperación económica de América Latina ha sorprendido a muchos, y es algo que he explorado en columnas anteriores. Una razón que explica este mayor crecimiento es la creciente importancia de China en el mundo en general y Latinoamérica en particular. Hace unos días se publicó la noticia de que China pasó a ser el país con mayor consumo energético del mundo.
¿Quién abastece semejante máquina de crecer? Latinoamérica, gran productora de materias primas, se perfila como una de las grandes beneficiarias del boom económico chino.
¿Cómo medimos la importancia de China? Hay varias formas. Tal vez la más directa es a través del comercio bilateral. China se convirtió en el mercado más grande para varios países de la región. Aunque las ventas totales son todavía relativamente modestas, ya que en el 2009 sólo un 7 por ciento de las exportaciones de la región fueron a China, están creciendo rápidamente.
Datos de la Cepal indican que en el 2000, Brasil vendía menos del 2 por ciento de sus exportaciones a China; hoy, es más del 13 por ciento. En Chile, el salto fue del 5 ciento a más del 23 por ciento; una historia similar se repite en Perú, que va del 6 al 15 por ciento; Argentina pasó del 3 al 6 por ciento. En Colombia el total vendido a China en el 2009 no supera el 4 por ciento, pero crece y ayuda a compensar menores ventas a Venezuela que cayeron por razones políticas.
Otra forma como China impacta a Latinoamérica es a través de los precios de los productos que exportan los países. Latinoamérica vende muchas materias primas, y la demanda de China es una de las razones por la que los precios se mantienen altos, y también porque las perspectivas son de que estos continúen elevados en el futuro. En algunas naciones el impacto sobre precios es más importante que la venta directa de productos.
Pero no toda la región se beneficia por igual. Centroamérica y México casi no venden a China, ya este país compra productos primarios por sobre todo. La única excepción es Costa Rica, que negocia casi un décimo de sus productos con China. En el Caribe las ventas son insignificantes y los mayores precios de materias primas son algo negativo para las economías isleñas.
Y al mirar las importaciones, la situación se vuelve más compleja. A pesar de las grandes ventas a China, la región en su conjunto tiene déficit comercial con ese país, en gran medida por las importaciones en México. Hay quienes argumentan que vender productos primarios y comprar productos elaborados no es una estrategia ganadora, y por lo tanto, la relación comercial con China deja mucho qué desear. ¿Será cierto?
Yo lo diría de otro modo. La relación con China ayuda a los países que le pueden vender, pero reciben más apoyo aquellos que tienen proyectos de largo plazo, que aprovechan para mejorar la economía local y vender productos más elaborados en el futuro. Con suerte, China puede representar una oportunidad para Latinoamérica. Qué se hace con esa oportunidad, depende de cada país y su gobierno.