El mundo revive las tensiones entre Rusia y los Estados Unidos que se produjeron en la ‘guerra fría’. En el medio, una Europa aterrada con la posibilidad de un conflicto armado y con una institución en su seno con vida propia y con ánimos expansionistas, como es la OTAN.
Alemania y Francia han asumido un papel histórico en la crisis y han priorizado el camino de la diplomacia y, hasta este minuto del día de hoy, todo parecería indicar que se superará temporalmente y se evitará una guerra. El resultado será el de la creación de ‘fronteras invisibles’ que pondrán los límites a la expansión de la OTAN y a la adhesión rusa de Ucrania u otras exrepúblicas de la Unión Soviética.
Se continuará en un equilibrio inestable donde China y Rusia fortalecerán su alianza geopolítica y se profundizarán los conflictos comerciales y tecnológicos con occidente, así como las turbulencias independentistas de los separatistas rusos en varios países del antiguo bloque soviético y especialmente en Ucrania.
La guerra fría continuará y en el marco de esta situación que tiende a convertirse en endémica, el mundo debería fortalecer la arquitectura del sistema político, económico y comercial multilateral, especialmente las naciones Unidas, cada vez más debilitadas.
Los efectos colaterales, como ocurrió en el pasado se sentirán sobre América Latina. China comercial, tecnológicamente y en inversión cada vez tiene una mayor participación en sus economías y pragmáticamente evita injerencias políticas.
Rusia seguirá vendiendo armas, prestando asesoría técnica y continuará amenazando con apoyos políticos. Económicamente su relevancia es poco importante. Mostrará permanentemente los dientes pero será más un discurso que una realidad mientras se mantenga el equilibrio que se negocie para dar fin a la actual crisis.
Lo realmente inexplicable y que raya en lo absurdo es pretender incorporar un conflicto entre grandes a las pequeñas elecciones en Latinoamérica o a las divergencias fronterizas. Por ejemplo, entre Colombia y Venezuela lo que existe es una ausencia marcada de la institucionalidad y lo real es el dominio territorial de la ilegalidad, el narcotráfico y los violentos. Si algo nos debería quedar como enseñanza de lo que ojalá sea la solución al conflicto, así sea temporal e inestable, es cómo se priorizaron las soluciones diplomáticas sobre los discursos estériles y personalistas y los nimios intereses electoreros.
Es necesario que Latinoamérica se aleje de la peligrosa trampa bilateral y deje de ser el ‘idiota útil’ de las grandes potencias. Es indispensable regresar al multilateralismo, al fortalecimiento de la integración económica, social y política y a recuperar un espacio en la nueva arquitectura internacional, si el mundo se decide por la paz.Ojalá no me equivoque en que la crisis se encuentra temporalmente superada. Si no se soluciona y se produce la invasión de Rusia a Ucrania, la injerencia de ese país en Latinoamérica se dirigirá a los países más vulnerables del patio trasero norteamericano y nos convertiremos en peones en el ajedrez de su conflicto con los Estados Unidos.
GERMÁN UMAÑA MENDOZA
Profesor