Uno de los interrogantes que nos ha surgido en desarrollo de las dificultades derivada de la pandemia, es preguntarnos sobre la evolución del ejercicio del poder y los nuevos equilibrios que se generarán, por lo menos en los siguientes aspectos: el papel de las instituciones, el mantenimiento del Estado de Derecho, el quehacer de las organizaciones de la sociedad civil y la información versus la propaganda. Se ha delegado un inmenso poder en el en el Ejecutivo, un inmenso poder para legislar por Decreto y el líder de este proceso es un demócrata que deseamos de buena fe que incurra en las menores equivocaciones.
Sin embargo, esta situación implica responder muchas preguntas, resolver contradicciones y tomar decisiones equilibradas y como decía Maquiavelo: "Por tanto, un príncipe, viéndose obligado a sabiendas a adoptar la bestia, tenía el deber de escoger el zorro y el león, porque el león no se puede defender contra las trampas y el zorro no se puede defender contra los lobos. Por lo tanto es necesario ser un zorro para descubrir las trampas y un león para aterrorizar a los lobos".
Y, es que como lego en temas jurídicos, siento que los límites de la justicia se reducen a la revisión de los Decretos de emergencia por parte de la Corte Constitucional y sus sabias decisiones serán tomadas a más tardar después de que pase la pandemia y muchas serán, extemporáneas y, de otra parte, la tutela, cuyas decisiones en cualquier caso serán importantes en temas como los de mantener los derechos fundamentales a la movilidad y la no discriminación de los mayores. No muchas más.
El Congreso ha hecho lo que puede en el debate del control político. Sin embargo, será un trabajo clave hacia el futuro, con pocos efectos de corto plazo frente a la urgencia de las decisiones. A la sociedad civil, organizada o no, poco se le consulta. Está en cuarentena obligada. Sus manifestaciones se limitan a las redes sociales y cómo el legislativo, jugará más tarde un papel fundamental, pero hoy, es poco lo que puede lograr distinto al ejercicio de su poder de opinión.
Los agentes económicos se encuentran en su singular encrucijada y angustia. Los empresarios de los sectores productivos han priorizado cualquier interés individual manteniendo por encima de todo el empleo, jugándosela a la subsistencia y a evitar el colapso. El sector financiero hasta ahora tiene pocos riesgos y la Banca Pública y de Desarrollo ha demostrado debilidad ante el abandono durante muchos años de sus objetivos de promover la sostenibilidad.
Por su parte, la información institucional fluye y es necesaria. Sin embargo el debate se encuentra en definir los límites entre la información y la propaganda. Nuevamente con Maquiavelo, la síntesis es evidente: “La naturaleza de los pueblos es muy poco constante: resulta fácil convencerles de una cosa, pero es difícil mantenerlos convencidos”.
Hoy, es necesario conservar del equilibrio entre la economía y la salud. Mañana la historia juzgará a los gobernantes por sus resultados. Lo complejo es saber administrar tanto poder para no generar contradicciones que se conviertan más tarde en insalvables en la estabilidad de nuestra democracia.
Germán Umaña Mendoza
Profesor.
germanumana201@hotmail.com