Hace un año nadie esperaba un cambio radical en la geopolítica en las Américas. Trump Se dirigía hacia su reelección y eso implicaba el fortalecimiento de alternativas de “democraduras” en Latinoamérica.
El inesperado fortalecimiento y posterior triunfo de los demócratas en los Estados Unidos, no solo con el triunfo de Biden sino con el control, por lo menos en los próximos dos años, del Congreso, implicó el ascenso de propuestas alternativas en el continente.
Abramex, el grupo de países más grandes de Latinoamérica nos muestra a México y Argentina gobernados por izquierda moderada y en Brasil, un Bolsonaro claramente debilitado, así como un resurgimiento de las propuestas con mayor orientación hacia lo social.
Adicionalmente, la democracia Chilena vira nuevamente hacia una izquierda profundamente institucional
En la comunidad Andina: Una Bolivia indigenista y de izquierda y un Ecuador que retornará al pasado reciente o se orientará hacia una izquierda verde, indigenista y sostenible.
Por su parte, Perú es una incógnita pero nada hace esperar que vuelva a un modelo de clara tendencia neoliberal. Cuba en una encrucijada histórica y el resultado de su negociación con los demócratas implicará cambios importantes en relación con Latinoamérica y especialmente con Venezuela y Colombia.
De otra parte, nada en sana lógica, parece respaldar que en Venezuela se mantenga un modelo económico y político, sin aperturas a diferentes sectores que permitan recuperar la institucionalidad y la democracia.
No es difícil concluir cómo la orientación de los electores en los diferentes países estará determinada por las respuestas que se den a sus interrogantes en lo pertinente al empleo, la mejora en las condiciones en la distribución del ingreso, las propuestas sobre el desarrollo de la economía real y productiva, la sostenibilidad del medio ambiente y la mejora en las condiciones de la salud y la educación.
Las alternativas políticas deberán ser claras en las respuestas a los aspectos descritos para recibir el favor del electorado. La definición estará entre un centro que tendrá que convencer a los votantes sobre la necesidad de poner límites al populismo y un discurso lleno de promesas de cambio sin claridad para su financiamiento.
Y, ¿Colombia? No hay nada diferente. Las carencias son las mismas que en el resto de América Latina, lo que aunado al difícil panorama de incumplimiento a los derechos fundamentales y el creciente deterioro del cumplimiento de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, conducirá a un necesario cambio.
Los discursos de las extremas no parecen tener cabida cuando la sociedad es consiente que la única alternativa es la de remar conjuntamente hacia el desarrollo y la sostenibilidad. La pandemia no solo agudizó las dificultades sino que también nos indicó que existen caminos alternativos hacia un mejor futuro.
Hay una nueva geopolítica en las Américas. ¿Cuál será nuestra respuesta frente a tan importantes retos?
Germán Umaña Mendoza
Profesor universitario.
germanumana201@hotmail.com