MIÉRCOLES, 06 DE DICIEMBRE DE 2023

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Germán Umaña Mendoza
Columnista

Productividad, empleo y desigualdad

¿Esa nueva situación se manifestará en mayores incrementos en salarios para el 2021? ¿qué pasará con todos aquellos que no recuperarán sus empleos?

Germán Umaña Mendoza
POR:
Germán Umaña Mendoza

Uno de los más importantes interrogantes que se formulan para consolidar la estrategia de recuperación de la economía tiene que ver esencialmente con la evolución del empleo, su calidad y la respuesta en relación con los estratos que se han visto más afectados: los jóvenes, los ‘viejos jóvenes’ y las mujeres.

El Dane informa cómo en varios sectores de la economía la tasa de recuperación de las actividades económicas es superior al incremento en la contratación.

¿Con menos empleados más producción? ¿Hay una tendencia al aumento de la productividad? ¿Esa nueva situación se manifestará en mayores incrementos en los salarios para el 2021? Si realmente la brecha entre producción y número de trabajadores aumenta, la pregunta obvia es ¿qué pasará con todos aquellos que no recuperarán sus empleos en la pospandemia?

La migración al trabajo virtual que aún es imposible medir con certeza, llegó para quedarse y hasta el momento son poco claras las modificaciones en la legislación laboral que se presentarán para equilibrar los costos y los beneficios que se producirán por su aplicación, especialmente en la salud mental y ocupacional que provocará esta evolución.

La tasa de recuperación del empleo es hasta ahora menor en las mujeres que en los hombres. Por su parte el trabajo virtual para la mujer significa nuevamente profundizar en la desigualdad por la manifiesta brecha en la distribución de las obligaciones en el cuidado del hogar.

El otro estrato de la población con mayor tasa de desempleo es el de los jóvenes. Se establecieron algunos incentivos para su contratación con un subsidio en los aportes. Mucho me temo que al final el efecto sea simplemente una suma cero donde se substituirán trabajadores de edades avanzadas y más costosos, sin que el efecto sea el de un aumento en la tasa de empleabilidad.

El gran reto hacia el futuro es el de dar respuesta a los denominados Ni- Ni. Los jóvenes que ni estudian ni trabajan. Las mujeres que ni estudian ni mejoran su acceso al empleo y cuando lo consiguen, virtual o presencialmente, no disminuyen sus obligaciones en el hogar. Los ‘viejos jóvenes’ que ni estudian ni trabajan ni tienen expectativas de acceder a una pensión, los informales: ni trabajo digno ni seguridad social.

¿Cuáles serán las consecuencias sociales si no damos respuestas coherentes a esta caracterización?
¿Aumentarán la desigualdad y los índices de pobreza? ¿El aumento de la productividad se manifestará en una distribución adecuada entre los salarios y las ganancias? ¿Continuará la tendencia de aumento en la población con mayores índices de exclusión en los Ni-Ni?
Desempleo, informalidad y exclusión.

Tres palabras para muchos vacías, pero que, para la sociedad en su conjunto, significan en esencia la diferencia entre democracia sostenible o, en su defecto, el camino hacia el caos.

¿Es un tema prioritario en el debate político ad portas de las elecciones? Hasta ahora infortunadamente: NO.

Germán Umaña M.
Profesor

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