MARTES, 16 DE ABRIL DE 2024

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Germán Umaña Mendoza

Se perdió la brújula

Se requiere el viraje hacia una política social que no se base en el populismo, sino en una propuesta de desarrollo con sostenibilidad.

Germán Umaña Mendoza
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Germán Umaña Mendoza

La evolución de la geopolítica latinoamericana es un indicador de lo que serán las tendencias en el mediano plazo. En la actualidad se encuentra signada por la incertidumbre y el desconcierto.

En primer lugar, el cambio político en los Estados Unidos dio un respiro al mundo y fortaleció el papel de ese país en el contexto multilateral, tanto en las Naciones Unidas (derechos humanos, cambio climático y seguridad) como en las instituciones económicas multilaterales.

Se fortalece con desconfianza la alianza entre los Estados Unidos y la Unión Europea ante los riesgos que implica el hecho demostrado que un cambio político en cuatro años, signifique nuevamente el regreso al bilateralismo, el nacionalismo, el proteccionismo y el abandono de los debilitados acuerdos internacionales.

En segundo término Latinoamérica, donde el gran temor es la agudización de la inestabilidad democrática, el dramático ejemplo de Nicaragua, con la represión violenta de la oposición. Un Ortega cada vez más parecido a Somoza, con el único objetivo de mantenerse en el poder, sumiendo a su pueblo en la miseria y en el terror.

En Perú, en 1980 asciende al poder por la vía democrática Fujimori.
Se derrota militarmente a la guerrilla, se instala una “democradura” y, simultáneamente, se profundiza la corrupción, la violación de los derechos humanos y no se da respuesta a los centenarios reclamos del Perú profundo.

El posterior período en democracia, aunque significó una aparente recuperación económica, no resolvió las aplazadas por siempre demandas de una sociedad fracturada y excluyente.

Hoy ese país se encuentra signado por el desconcierto. No se define el resultado de sus elecciones y a pesar de que los veedores internacionales certificaron su transparencia, aún no se promulga al ganador. En cualquier caso todos dudan de la gobernabilidad y estabilidad de la democracia en el inmediato futuro.

En Venezuela, la posibilidad de una negociación hacia el camino a unas elecciones con un mínimo de transparencia es apoyada por el eje norteamericano y europeo, con el liderazgo de Noruega. La ciudadanía venezolana continúa escéptica pero con un dejo de esperanza sobre la posible salida a su larga noche.

En Colombia, aumenta la polarización. A menos de un año de elecciones no se vislumbra la posibilidad de un gran acuerdo nacional que responda con una política económica, social progresiva y coherente, a recuperar la senda del desarrollo, el empleo digno, el cierre de las brechas regionales y locales así como el fortalecimiento definitivo del proceso de paz.

En Latinoamérica, o recuperamos la cordura, o profundizamos en un modelo que no permitirá responder a los reales problemas: la descomposición social, el no futuro de la juventud y la desigualdad. Se requiere el viraje hacia una política social que no se base en el populismo, sino en una propuesta de desarrollo con sostenibilidad que conduzca a la real integración de los excluidos.

GERMÁN UMAÑA MENDOZA
​Profesor

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