Sin desconocer la notable progresividad de la reforma tributaria del 2012, los nuevos beneficios que recibió el sector estrella de nuestra economía, el financiero, escasamente se analizan.
No siendo suficiente que los interbancarios de compra y venta de divisas, cuya mayoría son de naturaleza especulativa, estaban exentos del cuatro por mil (Gravamen a los Movimientos Financieros, GMF) estas transacciones quedaron también excluidas del IVA. Tampoco pagarán IVA las cuantiosas operaciones cambiarias sobre derivados financieros ni el GMF, cuando se cancelen obligaciones que, por cualquier concepto, tengan los establecimientos de crédito entre sí. Las entidades autorizadas para titularización de activos ahora podrán solicitar la devolución del cuatro por mil causado por la transferencia y movilización de estos recursos. Antes, esta posibilidad de reintegro se circunscribía para títulos hipotecarios con el único fin de estimular los sistemas de financiación de vivienda.
Si los intermediarios cambiarios hubiesen pagado el cuatro por mil en compra y venta de divisas que otros sí asumen, la Nación habría recaudado 1,7 billones de pesos en el 2012. En solo noviembre, mientras por importaciones, exportaciones y demás operaciones se transaron 5.033 millones de dólares, los bancos negociaron 16.261 millones sin el gravamen.
La rentabilidad del patrimonio del sector financiero siempre ha sido alta, comparada con la registrada en otras industrias. Con cifras comparables del 2011, este índice para las entidades financieras fue de 14,03 por ciento, superando en 87 puntos porcentuales al de las empresas que reportan sus balances a la Supersociedades (7,49 por ciento). Incluso, en el 2010, la rentabilidad de las favorecidas instituciones rebasó casi 1,44 veces a los demás sectores.
Tímidamente, la ley estimuló la profundización de la banca de la población menos favorecida con exenciones del GMF a cuentas de ahorro, de trámite simplificado y electrónicas. Pero, en esta materia, la reforma fomenta, principalmente, los productos de las personas bancarizadas y más privilegiadas de Colombia con las disposiciones en cuanto a carteras colectivas, fideicomisos de inversión, patrimonios autónomos y otras prerrogativas en renta, por los dineros en depósitos para el fomento de la construcción.
¿La banca privada es tan poco rentable como para requerir estas nuevas exenciones, y máxime cuando su patrimonio en el 2002 era de 6,5 billones de pesos, y en noviembre del 2012 ya ascendía a 44 billones?
Que es un sector estratégico y neurálgico de la economía, claro que sí. Que requiere de condiciones especiales para que su función sea lo suficientemente solvente y líquida para garantizar el ahorro del público y poder, en simultánea, irrigar recursos a las necesidades de financiamiento, también. Pero, que sea una industria cuya discriminación positiva siga siendo tan generosa como para que multiplique su riqueza 5,73 veces en los últimos 10 años, mientras el país, en su PIB, no lo hizo ni en 0,5, no es entendible.