Relato de Steve Jobs: “Un día Yo estaba en el parqueadero con la llave en el coche, y me dije a mí mismo: ‘Si esta fuera mi última noche en la Tierra, ¿la pasaría en una reunión de negocios o con esta mujer?’ Me encontré con la persona que quería allí, le pregunté si quería cenar conmigo y me dijo que sí. Luego fuimos a un restaurante y hemos estado juntos desde entonces”.
Steve y Laurene se conocieron cuando ella hacía un Master en administración en la Universidad de Stanford. La anécdota de su encuentro es valiosa por la pregunta que se formula Steve Jobs ese día. Es la misma reflexión que se han hecho los sabios para vivir cada día como si fuera el último. Piénsalo: ¿si hoy fuera mi último día qué haría? Haz lo bueno que pienses ya mismo y no te arrepentirás.
En la sicología se previene contra un mal que nos frena para ser lo que podemos ser y estar en paz. Es una bruja llamada “la tirana de los deberías”, fuente de culpas estériles, de desaliento y de negatividad.
Pierdes mucho y ganas nada repitiendo: Debería haber hecho esto, o “tal persona no debería haber obrado de ese modo”. Deja de culpar o castigarte o con el látigo de los deberías y acepta que los demás y tú hacen lo mejor según la realidad. Es sabio y profundo este dicho tibetano: Siempre hacemos lo mejor que podemos atrapados en nuestra realidad y condicionados por: 1 Un estado de inconsciencia, 2 La información que se posee en ese momento. 3 Las circunstancias.
Analiza bien, asimílalo y serás compasivo y comprensivo con tus errores y los de los demás, sin juzgar, culparte o culpar. Afirma seguro: “Hoy me amo y destierro a la tirana de los deberías. Hoy me libero de su perverso influjo”.
Los sabios siempre dicen “sigue tu corazón” y es mejor si lo haces con Dios. Te comparto estos versos sencillos y hermosos del escritor español Miguel de Unamuno: 1864-1936. “Agranda la puerta, Padre, porque no puedo pasar. La hiciste para los niños, yo he crecido, a mi pesar. Si no me agrandas la puerta, achícame, por piedad; vuélveme a la edad aquella en que vivir es soñar”.
Son versos elementales para motivarte a redescubrir el niño que duerme en tu interior. Hazlo y sana todas sus heridas y sus traumas con una buena terapia y con Dios en tu corazón. Sé de nuevo ese niño juguetón que se asombra, admira, juega, curiosea y explora sin temores. Sé ese niño que no calcula desconfiado, que se entrega y ama con libertad en el aquí y el ahora. Si eres niño tendrás humildad para amar a Dios y para volver a soñar a cantar y a reír, para amarte y amar a los demás.
Gonzalo Gallo
Escritor-conferencista