Los sabios de todos los tiempos siempre han practicado y elogiado el desapego y lo han practicado con una vida sin ataduras. Para lograrlo lo mejor es amarte mucho y tomar consciencia de la transitoriedad de la vida y de todo. Los budistas hablan de la impermanencia y nos invitan a ver dolor detrás del asimiento.
Todo es prestado pero debido a un pobre autoamor lo poseemos como si fuera eterno y no lo fuéramos a perder. Si te valoras de verdad y te ves como un ave de paso o un río que fluye te será más fácil amar con libertad.
Los apegos materiales atan mucho, pero son los apegos afectivos los que más nos aprisionan. Sé consciente de tus inseguridades y de lo efímero que es todo y podrás liberarte y no sufrir con la posesión. Con el desapego ganas paz y libertad. Y algo más: Transitas ligero de equipaje sin el peso de las cadenas que crea la posesividad.
La meta de la vida es el progreso espiritual, es refinar día a día el espíritu y lograr la paz interior. La meta de la vida es llegar al dominio de sí mismo y fluir en el amor en sintonía con Dios. Relajarte y meditar te ayuda para un trabajo de alfarería en el que necesitas modelarte a ti mismo y dejar de lado todo lo que te amarra.
La serenidad que ansías nace del amor generoso, el desapego, el perdón y la aceptación. Pero no es fácil cuidar el alma si te dejas atrapar por lo material y por los afanes del ego orgulloso que crea apegos sufrientes. Aprende, entonces, a amar el silencio, servir sin interés, soltar apegos y caminar en la humildad. No te apartes de lo esencial y llena cada espacio de amor siendo tolerante y compasivo La meta de la vida se halla en el reino del Ser, no en las pasarelas del poder y la posesividad.
Uno de los más valiosos descubrimientos de tu vida se da cuando reconoces que estás programado para aferrarte. Cuando tomas consciencia de eso das un salto cuántico en el camino a la iluminación.
Es un despertar, un caer en la cuenta de cómo te aprisionan tantas creencias, paradigmas y apegos. Lo que sigue es tener coraje para cortar ataduras, liberarte y vivir sólo para el amor y para Dios. Es una opción por la Verdad con mayúscula en un mundo que sacraliza falsas verdades.
Es un paso exigente porque te alejas del rebaño y eliges ver la vida con otros ojos. Una decisión de esas termina alejándote de apegos dolorosos. Tomar consciencia te ilumina, te inspira y te lleva a estar con Dios en todo lugar y en todo instante. Todo apego trae sufrimiento porque todo es efímero y prestado. Ámate y ama con libertad.
Gonzalo Gallo G.
Escritor, conferencista.