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Gonzalo Gallo González
columnista

El reto de reinventarse

Míralos con ojos compasivos y podrás reinventarte y florecer como la flor del loto o beber agua pura que envía una nube oscura.

Gonzalo Gallo González
POR:
Gonzalo Gallo González

Acaso pienses ¿qué me traerá este nuevo año? Nada en absoluto. Un año no te pone nada nuevo en la vida. Es más objetivo y cierto que digas: ¿qué nuevo y valioso quiero poner en el año, o mejor, en la vida que llevo?

Acaso pienses ¿qué me va dar la vida? Aterriza, la vida no es un linda hada dedicada a dar algo a los humanos. La vida es como tú la quieras vivir y en ella sólo cosecharás las hermosas flores o los cactus espinosos que siembres. Es linda la canción que dice “gracias a la vida que me ha dado tanto”, pero no corresponde a la verdad. La vida no brinda nada, somos nosotros los que si queremos le damos algo hermoso y bueno a la vida.

Y Dios, ¿que nos da? Mucho, pero no todo lo que algunos piensan porque respeta nuestro libre albedrío. Elude el “pensamiento mágico” y falso de que la vida quita o da. Somos nosotros los que damos o sustraemos. En este nuevo año y siempre elige dar lo mejor aunque te sacuda el mal.

De las nubes más negras cae un agua que es limpia y fecunda. El agua demasiado pura no tiene peces. Son interesantes reflexiones para ir más allá de lo aparente y hallar oro en una rocosa y oscura mina. En el oriente desde hace siglos han amado la flor de loto que florece en aguas ricas en cieno o barro. En este plano existen la polaridad y la dualidad para que el humano aprenda a unir los contrarios, no a enfrentarlos. Ambos polos son tan importantes y necesarios como el negativo y el positivo para que brillen luces con la electricidad. Si eres sabio das gracias por los “entrenadores” de paciencia, aceptación, tolerancia o perdón que surgen en tu vida. Son los seres que se llaman “malos” y que al errar te dan la oportunidad de practicar esos valores. Míralos con ojos compasivos y podrás reinventarte y florecer como la flor del loto o beber agua pura que envía una nube oscura.

Este 2020 se cumple el 250 aniversario del nacimiento de Beethoven. Fue, sigue siendo y será una figura estelar de la música. Ludwig, fue el segundo de los siete hijos que tuvo la familia, de los cuales solo tres sobrevivieron. Su padre lo presionó porque quería que fuera, al igual que Mozart, un genio precoz. Dio su primer concierto con solo 7 años. Con 22 se fue a Viena. A los 30 iniciaron los males en sus oídos y a los 45 su sordera era total. Se comunicaban con él por medio de notas en un cuaderno. Vivir de la música no fue fácil. Pasó por serios agobios económicos y su vida fue dramática, sin la alegría de su 9ª sinfonía. Hoy se habla de su vida y amores o desamores, sus manías, su mal genio, pero su grandeza está en que supo superarse y reinventarse. Disfruta su música, en especial, sus sinfonías, sus conciertos y sus sonatas. Sus obras son geniales y junto con Bach y con Mozart es parte del trío dorado y sagrado de la música clásica. Beethoven es un espejo del ser que no se estanca e impulsa cambios. Sus obras son innovadoras y era amigo de renovarse y romper esquemas como lo hace en su novena sinfonía en la que se atrevió a incluir una coral por vez primera.

Gonzalo Gallo González
Escritor - Conferencista
oasisgonzalogallo@gmail.com

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