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Gonzalo Gallo González
columnista

Tus emociones y tu espíritu

Los pensamientos son poderosos, pero mucho más lo son tu espíritu y las emociones, que tienen un gran impacto en tu ser.

Gonzalo Gallo González
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Gonzalo Gallo González

Los pensamientos son poderosos, pero mucho más lo son tu espíritu y las emociones, que tienen un gran impacto en tu ser. Es imposible que levantes el ánimo caído con un alma seca y prisionero del miedo, la tristeza, el odio, la ira o la culpa. Inténtalo con una mente positiva y te darás cuenta de que la actitud mental positiva no basta y se queda corta. Por lo mismo, sé consciente del tremendo poder de tu alma y de las emociones, y examina cuáles mejorar.

Si te lo propones, cambias las emociones que pueden llamarse negativas por aquellas que te dan paz y bienestar: cambia el odio y la culpa por perdón, la tristeza por alegría, la rabia por serenidad, el miedo por fe y amor, los apegos por libertad. Lo logras si te dedicas con esmero a nutrir tu espíritu, a conocerte, controlarte y sanar lo que sea necesario en tu interior. El humano dedica escaso tiempo a su alma y su ser. Una terapia poderosa para mejorar es la de constelaciones familiares.

Conéctate con Dios y con lo mejor de ti, y podrás inventar nuevos modos de exorcizar la cólera y extirpar odios y culpas que son un narcótico. El odio acaba con tu paz, revive un pasado amargo, quema en el presente y oscurece tu porvenir. El rencor y la ira son dañinos porque hacen nido en tu corazón y te invitan a una retaliación que es maldad. Ahora bien, no es fácil perdonar graves ofensas, en especial cuando provienen de los que amamos. En Youtube hallas hermosos testimonios de perdón que te ayudarán a enterrar los odios y a ganar paz y gozo. Uno que toca el corazón, lo encuentras si buscas así: “Padre perdona al asesino de su hija”. Es conmovedor. Otro que llega al alma está en este link: “Immaculee Ilibagiza con Wayne Dyer”. Míralos y verás que no hay nada que no se pueda perdonar cuando actúas unido a Dios, siendo compasivo y comprensivo.

Amarte y amar es enterrar los agravios y la culpas, es dejar de nadar en un mar contaminado por el odio. El perdón sincero es un peaje que te permite avanzar dejando atrás ofensas y rencores para no andar con una guerra debajo del brazo. ¿Cómo perdonar y perdonarte? La clave está en dos valores que son expresiones de amor: comprensión y compasión. Toda ofensa, por pequeña que sea, produce dolor, desata resentimiento y, si no comprendes, se agrava y no sana. Es grave cuando el odio, el rencor y la culpa se anidan en el corazón, pues en el momento menos previsible, brotan y queman. Sin perdón, tu pasado es amargo, tu presente una maraña y tu futuro un caos con el estigma de la incertidumbre. El perdón libera, sana, trae paz al alma y es un hermoso regalo que te das a ti mismo y a quien ha fallado. Comprende sus vacíos y su inconsciencia y sé compasivo, porque es un hermano tuyo en un proceso complicado y en la oscuridad. Lo logras si cuidas y nutres tu espíritu.

Sé consciente de dos realidades: el tiempo del que dispones cada día es de 1.440 minutos, pero es escaso o nulo el que le dedicas a tu espíritu. En mi libro El sendero del espíritu, encuentras ayudas, ejercicios y mensajes para ser más espiritual y mejor persona. Cuida tu ser y tu vida será serena, y no un enredo o un caos.

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