Según Fedesarrollo y de acuerdo con la nota periodística publicada en PORTAFOLIO a punto de expirar el 2008 (27/12/08), la confianza del consumidor en Colombia llegó en noviembre a su punto más bajo desde el 2003. Como en el caso de la botella semillena o semivacía, el punto más bajo de confianza equivale a decir el punto más alto de desconfianza, a pesar de que el Gobierno sigue insistiendo en las bondades de la política de Seguridad Democrática para con la actividad económica.
Si el 2008 fue el año de los mayores golpes a la guerrilla y ésta prácticamente se encuentra arrinconada y fuertemente restringida en sus planes criminales, ¿cómo es posible que la confianza tanto de consumidores como de empresarios esté en los mismos niveles de la época del Caguán? No deja de ser llamativo que de acuerdo con la misma nota periodística, la ciudad donde cunde el mayor grado de pesimismo es Medellín, tan cercana al corazón grande del Jefe del Estado.
Es evidente que en el estado de ánimo de unos y otros pesan más la percepción y los temores sobre el futuro de la economía en el plano nacional e internacional, que los niveles de seguridad que ahora permiten circular tranquilamente por las maltrechas carreteras del país.
Posiblemente la inseguridad de años atrás provenía no solo de la amenaza de la delincuencia organizada, sino también de la amenaza de procesos de cobros coactivos, embargos y otras alimañas parecidas que florecieron por la crisis económica que aquejó a un gran porcentaje de las familias colombianas. ¿Cuántos jefes de hogar adujeron razones de inseguridad personal para no volver a sus sitios de recreación o esparcimiento cuando en realidad la amenaza provenía de los respectivos consejos o juntas de administración, al estar colgados en las cuotas de sostenimiento?
Con la recuperación económica inducida por factores externos originados en otras latitudes (léase principalmente China y Venezuela) fue posible ponerse al día en esas y otras muchas obligaciones (sector financiero), y por ende mejorar significativamente los niveles de confianza. Niveles que ahora se han diluido e incluso siguen deteriorándose dramáticamente, pues con posterioridad a la fecha de la encuesta de Fedesarrollo, se han conocido datos aún más preocupantes en materia de desempleo, de caídas en la producción industrial y de café, de estancamiento en las ventas al exterior y otros muchos frentes que sería muy extenso relacionar en este momento.
Llorar sobre la leche derramada no conduce a nada y por lo tanto el gran reto es encontrar el camino para recuperar la confianza de empresarios y consumidores en un entorno político y económico muy distinto al que se vivía al comienzo de la presente década.
Seguramente éste es uno de los propósitos del presidente Uribe para concurrir al Foro Económico Mundial en la ciudad de Davos, donde en compañía de ilustres líderes como los presidentes de Albania, Kazakistán, Guyana y Suráfrica, habrá buscado luces para enfrentar el mayor desafío de sus dos administraciones y evitar que paradójicamente en el campo económico volvamos a como estábamos al inicio de su primer mandato.
¿Dónde y cómo comprar confianza? es el nombre del juego.
¿Cómo recuperar la confianza?
Llorar sobre la leche derramada no conduce a nada y por lo tanto, el gran reto es encontrar el camin
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