El 10 de diciembre de 1948 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Esa fecha constituye un hito en la historia, pues basándose en la dignidad de todos los seres humanos, en la igualdad, en la libertad y en la necesidad de proteger los derechos fundamentales de la persona, proclamó el respeto a los mismos para asegurar su reconocimiento y aplicación universales.
Para alcanzar el objetivo dispuso que el texto de la declaración fuese "divulgado, expuesto, leído y comentado en las escuelas y demás establecimientos de enseñanza". Desconozco si el mandato se cumplió en esa fecha, pero este cumpleaños amerita que hoy se haga y que se examine el grado de respeto y cumplimiento a los mismos en nuestro país.
Valdría la pena, por ejemplo, analizar si el Artículo Tercero que ordena que "todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona", es de plena vigencia en Colombia. La duda es válida. Si hay algún derecho que se ha desconocido es precisamente el derecho a la vida. Poco se valora por los grupos violentos que se han ensañado contra la población civil. Las Farc, el Eln, los 'paras', asesinan, siembran los campos de minas antipersona, secuestran, extorsionan y amenazan. La Fuerza Pública también está comprometida en acciones dudosas. Las ejecuciones extrajudiciales denunciadas por organizaciones internacionales no son hechos aislados.
El vergonzoso caso de los jóvenes de Soacha es un síntoma de que algo anda mal y por eso no puede ser olvidado sin que se sancione penalmente a los responsables. Si nuestra justicia no actúa, y ese y otros casos quedan impunes o reciben penas ridículas, lo hará la Corte Penal Internacional.
El derecho a la vida no se desconoce solamente eliminándola.
Cuando miles de seres no cuentan con lo necesario para satisfacer sus necesidades mínimas de vivienda, educación, salud y recreación, también se viola. Que el 49 por ciento de la población colombiana esté por debajo de la línea de pobreza y el 15 por ciento esté en condiciones de indigencia, lo que les impide llevar una vida decente, es una evidencia de violación al derecho a la vida. La inequidad de la sociedad colombiana no se compadece con la Declaración de 1948.
El caso de los desplazados que puede llegar a tres millones de seres humanos excluidos e invisibles, es contrario al Artículo 22 que estipula que toda persona como miembro de la sociedad tiene derecho a la seguridad social y a la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad. El derecho al trabajo y a la protección contra el desempleo que proclama el Artículo 23 es otro para poner en duda.
Los 60 años de la Declaración nos deberían servir para conocer cuánto la estamos cumpliendo y por supuesto para obligarnos a cumplirla.
gustavo_tobon@yahoo.com
Seis décadas
Que 49% de colombianos esté bajo la línea de pobreza y 15% en la indigencia, evidencia violación al
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Gustavo Tobón
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