Hace un par de años tuve la oportunidad de leer en la revista Forbes un interesante artículo de un empresario estadounidense, Jason Nazar, sobre algunas lecciones que, según el autor, podrían aprender los políticos de los emprendedores. Como rector de una escuela de negocios que tiene un importante énfasis en el emprendimiento, ese símil me sorprendió inicialmente, pero después de analizarlo, concluí que, efectivamente, sí hay muchos aprendizajes que cualquier político podría y debería tomar de los buenos emprendedores.
En la situación actual de nuestro país, en la que se inicia la carrera electoral final para las alcaldías y gobernaciones, y en la que muchos electores enfrentamos la disyuntiva de por quién votar, quisiera plantear algunas de las características del emprendedor exitoso, que deberíamos buscar también en los candidatos que se nos presentan para las próximas elecciones. Aunque no soy analista político, ni esta es una lista exhaustiva, ni pretende serlo, como ciudadano sí desearía que las personas que eligiéramos tuvieran algunas de las siguientes cualidades:
Los emprendedores realmente disfrutan y se apasionan con lo que hacen, lo cual es garantía de que realizarán las cosas de la mejor manera posible, con dedicación, amor y mucho compromiso. Esta pasión es el motor y la fuerza que impulsa hacia delante a una empresa, incluso en situaciones adversas; en el caso de la política puede determinar el carácter y compromiso de un gobernante frente a lo que se propone.
Los emprendedores habitualmente tienen un plan juicioso, serio y con fundamentos, así como una estrategia para llegar a donde se han propuesto; en resumen tienen un plan estratégico. Un buen plan de gobierno, así como uno de negocios, tendría que estar soportado en hechos, datos, necesidades y realidades; los políticos deben trabajar sobre la base de una estrategia tangible y real para soportar, de forma seria, sus propuestas de campaña.
Los emprendedores gastan cada peso cuidadosa y sabiamente. Una empresa en nacimiento es como cualquier ciudad o departamento de nuestro país: los recursos son escasos y las necesidades muchas; de modo que cada inversión que se hace apunta a tener el mejor retorno sobre la misma, aún cuando no sea visible inmediatamente.
Los buenos emprendedores tienen un propósito que los supera a ellos mismos. Una persona como Mark Zuckerberg, creador de Facebook, no se proyecta únicamente como el desarrollador del sitio más visitado de la web; su propósito es brindarle a la gente la posibilidad de compartir hacer del mundo un lugar más conectado y abierto. Sin duda, los políticos con propósitos superiores a sí mismos, que trabajan por el bienestar de la sociedad, terminan siendo los grandes líderes del mundo.
Finalmente, y quizás para mí la cualidad más importante del emprendedor, es que trabaja incansablemente para hacer realidad sus sueños. Entre un soñador y un hablador, media la palabra, y entre un hablador y un emprendedor, la acción. Un emprendedor, sueña, habla y actúa; ejecuta y lleva a la realidad lo que sueña y lo que dice. Estamos acostumbrados a oír a muchos candidatos soñadores y a políticos habladores, pero en realidad lo que necesitamos son candidatos y, sobre todo, funcionarios electos, que cumplan y ejecuten lo que prometen; que lleven a la realidad lo que nos dicen, y que como grandes emprendedores hagan tangibles sus sueños y los de los electores que creemos en ellos.
Henry Bradford Sicard
Rector del Cesa
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