Las empresas son fundamentales en toda economía por su aporte al Producto Interno Bruto (PIB) y a la generación de empleo.
Sin duda, las ayudas y los alivios diseñados e implementados desde el Gobierno Nacional y el sector financiero sirvieron para mitigar la ola de quiebras esperada, beneficiando a más de 20 millones de empresas con nuevos créditos, a 267 mil compañías con alivios financieros (31% de la cartera comercial) y a cerca de 117 mil con subsidios a las nóminas.
No obstante, el año pasado, los cierres generados por la pandemia llevaron a la liquidación de 37.000 empresas entre enero y agosto, dejando sin sustento a muchas familias colombianas y resultando en una contracción histórica de 6,8% en la actividad económica.
Las cifras de insolvencia y morosidad se han mantenido contenidas en el mundo gracias a las medidas de los supervisores financieros, dificultando el análisis de los impactos efectivos, por lo que la pregunta hacia adelante es cómo el mayor endeudamiento de las firmas y la supervivencia de algunas de ellas que ya mostraban debilidades antes de la pandemia, aumentarán la vulnerabilidad de los sistemas financieros en el mundo, pudiendo incluso llegar a desencadenar algún nivel de restricción crediticia.
Este tema ha cobrado una mayor atención en economías como las de Estados Unidos y China, que ya presentaban un mayor apalancamiento empresarial y que coinciden con una gran participación de empresas zombis producto de ayudas estatales y el entorno de flexibilización financiera en años anteriores.
En el caso colombiano, un evento crediticio como este no está cerca de registrarse debido a:
I) La preparación prudencial en los últimos años, liderada por la Superfinanciera y la URF, que dejó en evidencia la fortaleza y estabilidad del sector.
(II) La adecuada gestión de riesgos de las entidades y las medidas promulgadas, que han permitido atender las necesidades particulares de los usuarios, llegando a $300 billones en nuevos créditos con una cartera que creció al 4% en 2020 y se estima que lo haga al 7% en 2021.
(III) Pese a que los índices de morosidad de los préstamos todavía no reflejan la realidad plena de los deudores, al cierre de 2020, $85 de cada $100 de cartera ya estaban sin ningún tipo de alivio, restando presión a un deterioro crediticio significativo.
Señalaba Warren Buffet que cuando la marea baja también se hace visible quién nadada desnudo. Pues bien, en el caso colombiano, la marea sigue bajando y el sector financiero se asoma bien presentado, con mucho por seguir aportando a esta recuperación económica.
Hernando José Gómez
Presidente de Asobancaria.
hgomez@asobancaria.com