Más allá de los desórdenes y las aglomeraciones del primer día sin IVA, fruto de la euforia consumista y los consecuentes riesgos de mayores contagios, diversos comentarios se han tejido acerca de los reales beneficios del mecanismo.
Entre otras razones, por las dificultades para medir, con algún grado de aproximación, cuántas de las transacciones realizadas durante esos días corresponden a nuevos consumos y cuántas a compras represadas o anticipadas. Sin embargo, lo que realmente le conviene conocer al país es si se justifican esos sacrificios del recaudo tributario en épocas de vacas flacas.
De acuerdo con las cifras publicadas, las ventas del primer día sin IVA en 2021 alcanzaron los 9,4 billones de pesos, 11,2 billones el segundo día y 12,7 billones el tercero. Es decir, 33,3 billones de pesos en el año. Si a eso agregamos los 9,1 billones que se anunciaron para el primer día sin IVA de 2022 llegamos a un total de 42,4 billones, que a la tarifa del impuesto vigente de 19% representa un sacrificio fiscal de 8 billones de pesos. Esta cifra sería más que suficiente, por ejemplo, para cubrir muchas veces los 90 mil millones de pesos que, según el Ministro del Trabajo, cuestan los 500 mil cupos de subsidios para fomentar el empleo en jóvenes entre 18 y 28 años.
En situaciones de estrechez, como las que ha venido viviendo nuestro país, donde además, ya antes de la pandemia había unos muy altos niveles de pobreza y de pobreza extrema, muy pocos son los que terminan beneficiándose de los días sin IVA y no son precisamente aquellos que no pueden cubrir sus necesidades básicas. Sin duda estos mecanismos estimulan aún más el comercio, que ya ha recibido suficientes impulsos, pero poco ayuda al empleo permanente el hecho de rebajar los precios de los productos, casi en una quinta parte, sólo tres días al año.
En el más reciente día sin IVA la exención del impuesto cubría los elementos de vestuario con valor unitario hasta 760.000 pesos, los electrodomésticos hasta tres millones y el mismo límite para los artículos deportivos. Si tenemos en cuenta que en Colombia casi trece millones de personas ganan un salario mínimo o menos, y que el comercio ya ha tenido oportunidades de recuperarse, la pregunta que surge es: ¿a quiénes favorecen realmente los días sin IVA?
La respuesta probablemente se deduce de la información publicada en los medios, con cifras de Bancolombia: quienes ganan menos de un salario mínimo participaron en el evento con un 12% de las compras; quienes ganan entre uno y dos salarios lo hicieron en 11%, los de 2 a 6 salarios mínimos en el 27%, los de 6 a 10 con 14% y los de más de 10 salarios con 35%. Con estas cifras es fácil concluir quienes ganan más con los días sin IVA.
HORACIO AYALA VELA
Consultor privado