Una práctica que se ha hecho usual para fomentar acciones ciudadanas consiste en dedicar días a causas sociales y ambientales. En tal sentido, existe el Día del Agua, el de la Tierra, de la lucha contra el Sida, entre otros. Asimismo, en distintas ciudades se ha creado el Día sin Carro, para motivar el uso de la bicicleta, e incluso el día del caminante, mediante el cual se incentiva la cultura peatonal en lugares con mucho tráfico.
Dicho esto, sería igualmente importante usar los impuestos para fomentar conciencia o, sencillamente, para facilitarle a la ciudadanía el acceso a bienes y servicios con externalidades en su calidad de vida. Bajo este argumento, apostarle a contar con un día sin IVA sería una forma de incentivar, mediante acciones del Estado, algunos comportamientos ciudadanos, a la vez que se le ayudaría al comercio.
¿Cómo podría funcionar un día sin IVA? La experiencia de Estados Unidos sirve para definir sus parámetros. En 27 Estados se adelantan entre dos y tres días sin IVA por año, los cuales están restringidos a productos específicos. La mayoría de productos amparados son ropa, útiles escolares, computadores, productos ecoeficientes, zapatos y medios de protección para enfrentar desastres naturales.
Por supuesto, también existen restricciones en cuanto a precios. En lugares como Alabama, Nuevo México y Tennesse, entre otros, no se permite la adquisición sin IVA de computadores que superen los 1.000 dólares, y ropa y zapatos por más de 600 dólares. Los días se sortean durante el año y se informan públicamente a través de los medios masivos de comunicación.
El sistema tiene varias ventajas. Les ayuda a las familias de bajos recursos y clase media, le permite al comercio liquidar inventarios y no afecta el recaudo tributario.
Reflexionando sobre el caso de América Latina, no son muchos los países que cuentan con feriados tributarios bien estructurados. ¿Puede funcionar en la región? Sin lugar a dudas, se puede convertir en un instrumento para facilitar a hogares vulnerables o a la clase media emergente el acceso a computadores y electrodomésticos, que mejoran la calidad de vida o que son eficientes en el consumo de energía, ropa y libros.
Colombia podría adoptar un mecanismo de esta naturaleza en las épocas de ingreso escolar, al igual que para estimular la adquisición de nuevas tecnologías de la información; y aumentar la compra y lectura de libros en los grupos poblacionales con menos oportunidades.
La aplicación de un día sin IVA requiere la aprobación de leyes, pero, lo más importante, un acuerdo entre el comercio, la sociedad, las asociaciones de consumidores y el sector público. Aunque hay quienes creen que estos sistemas premian a unos ramos en detrimento de otros, las restricciones de tiempo, precio, y sectores permiten concentrar este esfuerzo en darles un espaldarazo a los que integran la base de la pirámide.
Iván Duque Márquez
Autor de Pecados Monetarios
ivanduquemarquez@hotmail.com