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Iván Duque Márquez

El maestro y el estadista

Iván Duque Márquez
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Lucio Séneca sentenció que “la conversación es la expresión de nuestro modo de pensar”.

Tal vez, por esa razón, lograr una buena conversación termine siendo casi un arte, pues parte del respeto de la opinión contraria, la capacidad de intercambiar argumentos, la voluntad de no imponer ideas y hallar respuestas, algunas de ellas capaces de transformar preconcepciones.

El libro El siglo que despierta es la manifestación más clara del arte de la conversación. Moderados por el periodista Juan Cruz, se reunieron Carlos Fuentes y Ricardo Lagos.

Meses antes de la muerte del gran maestro mexicano, sus visiones, intercambiadas con un hombre de Estado como Lagos, terminan construyendo una reflexión existencial que enriquece una buena biblioteca.

En lo político sobresale, a lo largo de la obra, reconocer que la ciudadanía busca, sin llamarlo así, un verdadero centro democrático. Lagos habla de las letras de Nicanor Parra, al señalar que “la izquierda y la derecha unidas, jamás serán vencidas”, o destaca cómo los estudiantes chilenos, que han protestado por una mejor educación, lo hacen con la consigna: “acá va el pueblo único y no lo mandan los partidos”.

En ese contexto, el reto entre Estado y mercados, y las tendencias políticas que gravitan entre estos dos motores socioeconómicos, buscando un feliz matrimonio, deben reconocer los planteamientos de Norberto Bobbio, cuando exige un “mínimo civilizatorio”, en el que los ciudadanos somos iguales en algo.

Para los dos titanes, que comparten ideas, ahí está el desafío de los partidos para saber encontrar un centro anclado en los principios que demandan los habitantes.

La conversación es maravillosa cuando honra el papel de la cultura en el desarrollo.

Para los dos contertulios, ahí se halla un patrimonio de nuestra región, que merece tomar más protagonismo, y que, junto con la educación, son la base para una mejor distribución de oportunidades.

Evocando a Neruda y Confieso que he vivido, Lagos enaltece la labor de las bibliotecas públicas y ubica la cultura y su acceso como una medida que integra la “Felicidad Nacional Bruta”, en lugar de la fría y tradicional medición del PIB.

En cuanto al papel del Estado, Fuentes y Lagos coinciden en la necesidad de hacerlo fuerte en la regulación de los mercados para evitar abusos y proteger al consumidor, pero cuestionan el gigantismo burocrático y la politización de su funcionamiento.

El siglo que despierta es un encuentro ideológico que invita a encontrar la armonía entre la iniciativa individual y el deber colectivo, entre la inversión privada y la cohesión social, la seguridad y la libertad.

“Toda generación tiene sus propios sueños”, dice Lagos al final de la jornada con su interlocutor.

Hoy, la política exige que esos sueños se construyan con la participación abierta y permanente de los ciudadanos, pues la política a espaldas del debate colectivo no coincide con nuestra época. Grandes lecciones que nos dejan un maestro y un estadista.

Iván Duque Márquez

Analista - Consultor internacional

ivanduquemarquez@gmail.com

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