Recientemente, se publicaron los datos sobre el crecimiento económico para el primer trimestre del 2012; aunque registra una tasa positiva, habría que decir que corresponde al segundo descenso consecutivo, ya que entre julio-septiembre del 2011 se había crecido a una tasa de 7,5 por ciento, y entre octubre-diciembre, dicha tasa bajó a 6,1 por ciento.
Ahora, entre enero-marzo, la economía crece a 4,7 por ciento, que resulta menor que los dos registros anteriores.
Si se analiza el dato de forma aislada, se puede crear cierto optimismo que podría ser peligroso, máxime cuando el FMI anuncia que la economía del país crece por encima del promedio regional (3,5 por ciento), según la última revisión, y tras la entrada en vigencia del TLC con EE. UU., sobre el cual se vendieron muchas expectativas y se aguardan inmensas esperanzas.
La minería es el sector económico que ha venido sosteniendo el crecimiento desde el 2009, al registrar tasas anuales de 11,4; 12,3; y 14,3 por ciento, en su orden.
Todo esto se explica por la oferta minera creciente que ha sostenido el país; la alta demanda mundial de carbón, petróleo, gas, y demás minerales metálicos y no metálicos; y los buenos precios internacionales de muchos de estos minerales.
Sin embargo, esto contrasta con los excesivos beneficios tributarios con que cuenta buena parte de las empresas del sector, lo que atenta contra las finanzas públicas y la equidad tributaria.
Esto, sin mencionar la alta informalidad que tiene el ramo.
Otros sectores que también han sido dinámicos entre el 2009 y el 2011 son: comercio, restaurantes y hoteles; transporte, almacenamiento y comunicación, y establecimientos financieros y seguros.
No obstante, hay dos que acaban de registrar crecimientos negativos: la agricultura y la construcción; el primero decreció -0,4 por ciento anual y el segundo, -0,6 por ciento anual. Conviene decir que estas son dos locomotoras del actual Gobierno, y son sectores que impactan favorablemente el empleo cuando se dinamizan.
La caída de la agricultura obedece a la difícil situación de la producción cafetera, la cual acumula cuatro trimestres consecutivos decreciendo y acaba de registrar un caída de 26 por ciento anual.
En cuanto a la construcción, el descenso se explica por la caída de los trabajos de construcción e infraestructura, la cual presentó una disminución de 8,1 por ciento anual.
Pero el retroceso en la infraestructura se puede explicar por el cambio en las alcaldías y gobernaciones, por lo que se podría esperar un repunte.
Ante esta situación, se puede advertir que dos locomotoras aún no arrancan de manera sostenida.
Los esfuerzos por avanzar en la devolución de tierras pueden abonar un terreno que contribuye favorablemente al sector, pero sus resultados se verán en un mediano plazo.
Finalmente, habrá que acatar el llamado de atención que hace José Antonio Ocampo sobre la posibilidad de una enfermedad holandesa, y habrá que esperar los primeros impactos del TLC con EE. UU.
Jorge Coronel L.
Economista - Profesor universitario.
jcoronel2003@yahoo.es