El proyecto de Reforma tributaria retirado por el presidente Iván Duque estaba lejos de una nueva fiscalidad.
Pudo haber eliminado las exenciones de impuestos y beneficios otorgados en su reforma de 2019, estimados en 9 billones de pesos.
Esto es tan viable que la Andi ofreció ‘suspender la medida de descuento del Impuesto de Industria y Comercio (ICA) en el Impuesto sobre la Renta’, lo que generaría unos 5,2 billones de pesos de recaudo. También propuso postergar la reducción prevista en la tarifa del impuesto de renta y calculan un recaudo de 6,2 billones de pesos en 2022.
La nueva fiscalidad debe surgir de profundas reflexiones sobre cómo el Estado -con la sociedad- va a resolver los graves problemas sociales.
No es posible que haya 21 millones de personas en pobreza; 7,4 millones en pobreza extrema; 1,7 millones de familias que no acceden a las tres comidas y 3,8 millones de personas sin trabajo; y el gobierno pensando en cómo cobrar más IVA y bajar topes del impuesto de renta; pero, dejando en libertad casi dos billones de IVA en zonas francas, billones en dividendos que no tributan y billones de giros al exterior, que coinciden hacia paraísos fiscales.
¿Ya se habrá preguntado el gobierno porqué Panamá es un destino preferido para el envío de millones de dólares desde Colombia? ¿Quién los hace?
La nueva fiscalidad no puede estar de espaldas a temas como: transformación del sistema educativo, mejoramiento de conectividad y fortalecimiento de la economía campesina y la agroindustria. Aquí hay una agenda de desarrollo.
En Estados Unidos, el presidente Joe Biden estudia la posibilidad de cobrar por kilometro recorrido, reconociendo que el impuesto sobre los combustibles dejó de ser eficiente. También dijo que gravará los grandes capitales. Esto demuestra que las finanzas públicas juegan un papel clave frente al desarrollo y la desigualdad. Todavía no se entiende por qué en el país el déficit fiscal sigue determinando la política fiscal.
Pero el gobierno no lo ha entendido. El día del Paro el viceministro de Hacienda, Juan Albert Londoño dijo: ‘entre más nos pidan que recortemos, pues menos serán los programas sociales’.
Viceministro: primero son los programas sociales y después los gastos inoficiosos. ¿Cuál ha sido el plan de ajuste de gasto de este Gobierno?
La nueva fiscalidad implica entonces, aislar a los fuertes grupos de presión que hacen lobby en contra de los derechos –salud, educación, trabajo– y que han impedido la introducción de mejores tributos. No obstante, el fondo no es la reforma, sino los intereses que representa el gobierno.
Jorge Coronel
Economista y profesor universitario.
jcoronel2003@ya