MIÉRCOLES, 06 DE DICIEMBRE DE 2023

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Jorge Restrepo

Cientos de miles se han ido

Con la migración el país pierde parte de su futuro y crecerá menos, pues exporta población educada. 

Jorge Restrepo
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Jorge Restrepo

Cientos de miles se han ido en la ola migratoria más fuerte de la historia.
A comienzos de 2022 no había restricciones por la pandemia para viajes internacionales y sí suficiente oferta de vuelos. Los registros de Migración Colombia muestran que desde entonces novecientos sesenta mil colombianos salieron del país más que los que volvieron. Si el cálculo se hace desde que comenzó la ola de migración, en febrero de 2021, más de un millón doscientos cuarenta mil han salido, para no volver pronto.

Quienes aplazaron sus viajes durante la pandemia y los hicieron a partir de 2021, para estudiar o unirse a sus familias, no son tan numerosos como los que salieron después.

Aunque hemos sido un país de migrantes no hay un registro tan alto del balance de salidas menos entradas desde la creación de Migración Colombia en 2012. Tampoco se alcanzó tal nivel en tan poco tiempo en la anterior oleada migratoria (que registró el Dane con datos del extinto DAS); a diferencia de ahora, época de auge económico y menos violencia, entonces hubo una recesión y una severa crisis de seguridad.

La magnitud de esta oleada migratoria de colombianos se confirma con los registros de solicitudes de asilo en Europa, las entradas irregulares a Estados Unidos, por el Darién a Panamá y con las expulsiones de México; todas estas mediciones muestran niveles récord y crecientes desde 2022. Las proyecciones de población de Naciones Unidas también confirman que Colombia es el país de latinoamérica con mayores niveles de migración desde 2022, tanto con respecto del total de su población como en valores absolutos.

Los jóvenes son los que más salen: quienes tienen entre 18 y 39 años son el 43% y de ese grupo la mayoría son mujeres. Como estos registros migratorios son de salidas “regulares”, y de quienes tienen cómo pagar un tiquete -caro por la fuerte devaluación y la quiebra de aerolíneas- no se trata de los viajeros más pobres.

Quienes toman la decisión de irse, así sea por unos meses para trabajar y probarse en otro país, se quedan porque encuentran mejores niveles de ingreso (en parte por la devaluación), mercados de trabajo sin tantas restricciones y más oportunidades, ciudades más seguras y limpias, y mejor vivienda y educación. Se van porque están mejor: “votan con los pies”, al decir de Tybout.

Esas oportunidades incluyentes son las que hacen que demoren su vuelta, aún si viajan sin vocación de permanencia e integración.

La migración es positiva para los que logran irse, traerá más remesas en el futuro y ya está aliviando el altísimo nivel de desempleo. Sin embargo, el país pierde parte de su futuro y crecerá menos, pues exporta población educada y deja de aprovechar la fuerza creativa y emprendedora de los que se van.

No es un problema de coyuntura ni de un gobierno. Es un problema de sociedad: sin más oportunidades, con mayor inclusión, seguiremos viendo cómo nuestro futuro se va.

JORGE RESTREPO
​Profesor de Economía, Universidad Javeriana
X: @jorgearestrep

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