El peso Colombiano ha ganado cerca de $700 frente al dólar de Estados Unidos desde enero. Ese fortalecimiento, inesperado para muchos, ha llevado a preguntarse si las cosas cambiaron para bien en la economía del país. ¿Acaso estamos ante una economía más fuerte? ¿Tiene que ver algo la profunda crisis política por la que pasa el gobierno nacional con este fortalecimiento? ¿La precaria mayoría del gobierno en el Congreso anticipa un bloqueo a las reformas?
Todos esos factores podrían explicar, en algo, la sorpresa del peso. Pero hay otras razones.
La inflación de precios al consumidor (incluidos energía y alimentos) y la inflación de costos que pagan los productores está cayendo en todo el mundo y ya es incluso negativa en Colombia.
Esta también sorpresiva -y buena noticia mundial- hace prever que los bancos centrales bajen, más temprano que tarde, la tasa de interés, o que por lo menos demoren la subida, como debería hacer el Banco de la República.
Menores tasas de interés afuera hacen más atractivo invertir en países que, como Colombia, pagan extraordinarios rendimientos en títulos seguros, como los de la deuda de la Nación que siempre ha pagado sin falta, política de Estado que ha honrado el gobierno Petro.
La reciente subida del petróleo después de la reducción unilateral que hizo Arabia Saudita de la producción de un millón de barriles por día de petróleo, en el marco del cartel de la OPEP, traerá por cada barril exportado más dólares a Colombia.
La gran subida de las remesas que envían trabajadores migrantes colombianos también ha traído plata: después del récord de $9.428,8 millones de dólares el año pasado, de enero a abril aumentaron 14% a US$3.212,72 millones, frente al mismo periodo de 2022. Las remesas son la “buena noticia” de la pérdida de población por migración y por la desesperanza productiva local.
Las remesas son cada vez más importantes para la estabilidad económica: mientras en 2022 entraron $9.400 millones de dólares de remesas, por inversión extranjera directa entraron US$11.322 millones y por exportaciones diferentes a las de hidrocarburos y minería US$21.607 millones.
La decisión responsable -del nuevo Ministro de Hacienda- de recortar en una tercera parte la adición presupuestal que considera el Congreso, envía una señal de que por lo menos el Gobierno Nacional no aumentará tanto el gasto público y el déficit fiscal. Un gobierno acorralado, sí podría hacerlo.
El peso no es una moneda fuerte. Su sorpresiva valorización es apenas un alivio en la brutal devaluación que vivimos el año pasado y aún está devaluado un 10% frente a las monedas de Brasil, Chile, Perú y México.
No nos equivoquemos: no se han resuelto nuestros problemas estructurales, ni hemos avanzado en una transformación productiva que le de esperanza de futuro a los Colombianos. Ni histeria ni euforia.
JORGE RESTREPO
Profesor de economía,
Universidad Javeriana
Twitter: @jarestrepo