La ganadería colombiana tiene un alto potencial de convertirse en un motor de desarrollo y un sector exportador de talla mundial. Sin embargo, estamos aún lejos; contadas honrosas excepciones, la productividad es baja, las formas de producción actuales siguen siendo extensivas y extractivas, y la población, en términos de cabezas de ganado, viene en declive en contravía de las oportunidades.
Si en el caso de carne, se lograra pasar de los actuales indicadores en las tasas de fertilidad, las edades de sacrificio y ganancia de peso a otros perfectamente alcanzables –un 30 por ciento mejores–, se podría aumentar la facturación anual de esa industria en casi medio billón de pesos, con la población actual.
¿Cómo contribuir al cambio técnico en la ganadería? Hay con qué. Por un lado, existe buena genética en pasturas y materiales forrajeros, y se han validado modelos de producción con pasturas renovadas, pastoreos rotacionales y sistemas agro silvopastoriles, que permiten intensificar la actividad y mejorar sus resultados. Con la comida garantizada, el resto depende del desempeño de los animales. Y aquí hay excelentes noticias.
En un esfuerzo colaborativo con Asocebú y Genes Diffussion, Corpoica, luego de tres años de trabajo, desarrolló un índice genómico del cebú Brahman colombiano. ¿De qué se trata?: resulta que los rasgos morfológicos y funcionales, que pueden ser observados y medidos -llamados ‘fenotípicos’-, tienen una relación directa con el genoma de cada individuo de una población. Los ojos azules de una persona, por ejemplo, provienen de progenitores de ojos azules. Y este color está determinado por variaciones en la secuencia de ADN de, principalmente, dos genes presentes en el genoma de esos progenitores.
En el caso específico del Brahman y su desempeño productivo, se puede hacer lo mismo: identificar genes, regiones del genoma o asociaciones de este, que le permiten a un animal destacarse en fertilidad, calidad de la carne y los otros indicadores que requiere un ganadero para mejorar su resultado económico.
Aprovechando el trabajo juicioso de Asocebú, que tiene una base histórica de más de un millón de animales registrados, e información fenotípica y genealógica (hijos, nietos, abuelos), también cuantiosa, Corpoica definió una población de referencia de unos cuatro mil animales a los cuales se les extrajo su ADN y se ‘leyeron’ partes claves de sus genomas. Con base en esto, se desarrolló un modelo estadístico que correlacionó lo fenotípico con lo genotípico y se generó un valor de potencial genético para cada característica en evaluación, que indica la superioridad con respecto a la media de la población, que es trasmitida a su descendencia. Con esta información se calculó un índice que le asigna un valor genómico a cualquier animal de la población. El primero para una raza bovina en Colombia, y el primero a nivel mundial para la raza Brahman.
Con un pelo, una muestra de sangre o cualquier material biológico de un bovino de esta raza, en un ternero, por ejemplo, este modelo puede predecir con alta precisión si ese animal específico mejora o no el desempeño productivo de sus descendientes. Y si se cuenta con información genómica de una población de vacas y toros, se pueden programar los apareamientos específicos para lograr, con alta certeza, aún mayores ganancias.
Estamos listos para apoyar al sector ganadero con esta nueva herramienta, que permitirá mejorar, desde lo genético, los indicadores de esta raza, que cuenta con unos 14 millones de vacas y son la base de las descendencias, puras o cruzadas, que dinamizarán el negocio cárnico en el país.
Juan Lucas Restrepo I.
Director Ejecutivo de Corpoica
@jlrestrepo