No nos digamos mentiras, ver al líder de las Farc anunciando su ‘presunta’ candidatura presidencial hiere la susceptibilidad hasta del más ferviente seguidor del proceso de paz. Uno entiende que debido a la voluntad de diálogo se hayan tenido consideraciones en sus penas y por ello, a través de la Justicia Especial para la Paz (JEP), las condenas se vayan a reducir considerablemente. Incluso, se comprende que se les brinde a algunos de ellos cupos en el Congreso porque es mejor verlos debatiendo que disparando.
Sin embargo, que ‘Timochenko’ –aún sin resolver su situación jurídica– anuncie una candidatura presidencial resulta desafiante e irrespetuoso con las víctimas –que no son pocas–. Y en eso el Gobierno debe de ser incisivo. Hace bien el Registrador del Estado Civil al recordarle al ahora candidato, que se encuentra inhabilitado para hacerse contar en las urnas hasta tanto no resuelva su situación ante la JEP. Apresurada decisión de las Farc de creer que un grupo guerrillero, que se cuenta innumerables acciones terroristas en su récord, podrá contar con el actual respaldo popular.
En todo caso, el daño está hecho. El titular ha sido registrado en los principales periódicos del mundo. Como cuando se cumple una profecía que todos parecían imposible. Ahora habrá que sacar de la manga explicaciones para periodistas internacionales, inversionistas, calificadoras, analistas y pesimistas sobre por qué el anuncio de ‘Timochenko’ no es más que una estrategia de marketing y cómo es que una persona con tantos delitos encima termina adquiriendo sus derechos políticos para iniciar la carrera presidencial.
Cuando se llevaron a cabo las elecciones para el Plebiscito, con el fin de ratificar lo firmado en La Habana, uno de los argumentos de la oposición era que de ganar el ‘Sí’ ‘Timochenko’ podría ser candidato presidencial, a lo que el Gobierno le salió al paso para negarlo con contundencia. Hoy, lo cierto es que la torpeza política del recién creado partido de las Farc les da argumentos a los del ‘No’ para decir que tenían razón y los reivindica de las cenizas, como quien decide convertirse en gerente de campaña.
Mucha incertidumbre genera en el panorama económico esta condición política. Para una compañía con grandes inversiones en Colombia resulta una pesadilla, por decir lo menos, que exista, así sea mínima, la posibilidad de que el líder de un grupo como las Farc pueda ser Presidente de la República. El asunto es claro frente a la probabilidad inexistente de ganar en las próximas contiendas, pero la semilla queda sembrada y las Farc saben esperar (esa es su principal cualidad), en un país donde la gente olvida y en el que las nuevas generaciones poco se enteran de las atrocidades del pasado cometidas por esta organización.
Claro que el Hospital Militar está en el nivel más bajo de heridos de guerra de la historia. Sin embargo, hay que trazar puntos medios durante la fase de implementación. Mejor que las Farc hagan política que guerra, pero sin permitir burlas a las víctimas. Esa es una responsabilidad de todas las partes involucradas en el proceso.