Luego de que el popular reformista primer ministro Junichiro Koizumi (abril 2001- septiembre 2006) dejara el poder, Japón ha tenido siete mandatarios, que en promedio han durado un año. El actual, Shinzo Abe, sucedió a Koizumi en el 2006, y renunció exactamente al año, desde la habitación de un hospital por una crisis de estrés. Abe asumió nuevamente el liderazgo del Gobierno japonés a finales de septiembre pasado, anunciando con vigor y entusiasmo un ambicioso paquete de medidas de estímulo económico -por supuesto con su correspondiente aumento de la deuda pública-, conocido como 'Abenomics'. El Keidanren, federación que agrupa a las industrias más poderosas de Japón, lo apoya. El yen se ha devaluado 20 por ciento en los 130 días que Abe lleva en el poder. Sin embargo, muchos analistas consideran que estas medidas inflacionarias, que fueron la plataforma de crecimiento de Japón en la posguerra, no funcionaron durante la época posburbuja de los 90 y dudan de que vayan a funcionar ahora. Es cierto que el sector productivo y exportador japonés ha tenido que soportar cuatro años de un yen fortalecido por debajo de 100, situándose en niveles promedio de 78 yenes por dólar en los últimos dos años, perdiendo competitividad, participación de mercado y utilidades. Pero, así mismo, esto ha obligado a los japoneses a ajustar sus estrategias productivas, sus estructuras de costos y su forma de operación. También les dio músculo financiero para hacer inversiones y adquisiciones en el extranjero durante estos últimos años. Luego de la crisis desatada por el terremoto y el tsunami del 11 de marzo del 2011, Japón suspendió operaciones en sus 20 plantas nucleares, las cuales generaban el 30 por ciento de la energía en ese país. Hoy, 19 de ellas siguen apagadas. Como consecuencia, Japón ahora requiere importar más del 95 por ciento de la energía que consume, además del 60 por ciento de los alimentos para sus habitantes. Por lo anterior, a la población en general le preocupa una política inflacionaria que afectará directamente su capacidad de consumo y su bolsillo. Si más de dos décadas de deflación y prácticamente de cero crecimiento para esta nación -que aún representa el 10 por ciento del PIB mundial- le han servido para reinventarse y revigorarse, tendrá la oportunidad de canalizar los casi dos trillones de dólares en gasto público e inversión, anunciados por el Gobierno Abe. Los japoneses tienen educación, disciplina, innovación, entre muchos otros atributos. Lo importante ahora es que los políticos no desvíen los recursos a proyectos de infraestructura inoficiosos, sino que promuevan entre sus jóvenes el espíritu empresarial, que casos exitosos como UniQlo, Soft Bank, Rakuten o Muji, entre otros, han demostrado que es posible el emprendimiento, y que será lo que continúe generando mayor valor y crecimiento económico en ese país. Los 'Abenomics' funcionarán si los dinosaurios políticos que rodean al Primer Ministro le permiten ir por el camino que le indica el sector privado, generando crecimiento sostenido que pueda absorber la meta de inflación propuesta del 2 por ciento.
Juan Pablo Campos
Empresario especializado en comercio con Asia
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