Como es sabido la crisis presidencial venezolana es una crisis política en torno a la legitimidad de quién ocupa la presidencia de este país pues desde el 10 de enero de 2019 la IV Legislatura de la Asamblea Nacional de Venezuela declaró que Nicolás Maduro estaba “usurpando” el cargo de presidente y encargó a Juan Guaidó, en su calidad de presidente de la Asamblea Nacional, como presidente encargado del país.
Juan Guaidó fue reconocido en un principio por más de cincuenta países como presidente encargado de Venezuela, incluyendo a Colombia. Aunque hoy más de sesenta países lo han reconocido, el hecho es que esta estrategia falló y en estos años el poder de Maduro en lugar de debilitarse se ha consolidado.
La ex canciller María Ángela Holguín, en su excelente libro sobre La Venezuela que viví relata como la oposición liderada por Guaidó ha manejado mal su presidencia encargada.
Ante estas circunstancias el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición terminaron recientemente en México la primera fase de unas nuevas conversaciones para superar esta crisis política y llegar a “acuerdos tempranos” que permitan gradualmente un retorno a la democracia.
Mientras que el gobierno del presidente Duque, siendo más papista que el papa, sostiene que esos acuerdos no puede ser otros que el fin de la dictadura de Maduro, parte de la oposición considera que es necesario llegar a una “estabilización precaria” entre las dos partes ya que la estrategia del “cerco diplomático”, que implicó el rompimiento total de relaciones políticas y comerciales, no sirvió.
El gobierno del presidente Duque fue el principal alfil de Estados Unidos, bajo el mandato del presidente Donald Trump, en el desarrollo de esta política, pero al terminar su mandato, y asumir Joe Biden una orientación distinta, tendrá que tener una posición que sea más pragmática y acorde con la realidad venezolana y colombiana, que tenga en cuenta el hecho de que se trata de países fronterizos cuyos intereses están estrechamente relacionados y que por lo tanto el diálogo se hace necesario.
Entre los dos países existe una corresponsabilidad que los caprichos de sus gobernantes de turno no pueden desconocer.
Dentro de las distintas e importantes decisiones que le corresponde al presidente Duque tomar antes de terminar su mandato están la de mantener la ruptura de relaciones diplomáticas, comerciales y consulares o reanudar solamente las relaciones comerciales o consulares.
Lo más adecuado sería la última ya que una relación tan estrecha no puede quedar sin canales de comunicación de ninguna naturaleza por más tiempo.
Manuel José Cárdenas
Consultor internacional.